Pasaron 36 años del día que Oscar Alberto Griss manifestó a su familia el deseo de visitar la casa de su amigo Carlos “Conejo” Keller, a quien conocía desde los 2 años en su pueblo natal, Capioví.
Su hija, Karina, nunca olvidó ese sueño de llegar al “fin del mundo”. Ella recuerda que tenía unos 4 años cuando “el amigo de papi se mudó a Ushuaia, fue justo en la fecha en que se declaró la Guerra de las Malvinas y mi papá se afligía porque intentaba comunicarse y no podía. No sabía nada de su amigo”, contó a PRIMERA EDICIÓN.
Con el tiempo las cosas mejoraron y “la familia Keller vino de visita a Misiones. Después mi papá decidió visitar la casa de su amigo, pero no llegamos. A mitad de camino, en Puerto Madryn, nos encontramos con la familia Keller y después de vernos papá decidió volver a la provincia. En ese momento yo tenía 10 años y quedó pendiente ese viaje: llegar hasta la casa de su amigo”, resumió Karina.
Pero en 1998, Oscar Griss fue asesinado de dos disparos en su casa de Puerto Rico y jamás pudo concretar el sueño de llegar a Ushuaia, al menos no en vida.
Al cumplirse 20 años del crimen, en 2018, Karina pensó que era hora de saldar esa cuenta y visitar la casa de la familia Keller. “Y como papi ya no está, llevé un cuadro con su foto de regalo; fue una manera de llevarlo conmigo”.
Actualmente el cuadro se encuentra en la sala principal de la casa del mejor amigo de Griss: “Es un cuadro con la foto de papá en el cielo y abajo dos fotos donde está toda la familia en Tierra del Fuego y toda la familia en Misiones y una frase sobre la amistad”.
El destino
La historia de reencuentro comenzó cuando Karina conoció a su pareja, Raúl Schuster. “Él es chofer de toda la vida y conocía todas las provincias argentinas menos Tierra del Fuego, era la que le faltaba. Le conté lo de papá y un día salió el viaje. Lo organizamos durante un mes”.
En octubre de 2018 la pareja marchó rumbo a Ushuaia, donde eran esperados por los Keller. Camino a la provincia sureña, la joven pensó que “con este viaje se concretaron muchas cosas. Fui a visitar amigos de mi papá y su sueño era viajar hacia allá, él no pudo hacerlo; yo concreté el sueño por los dos”.
Así, la hija de Oscar Griss logró “concretar aquel sueño que nos llevó 36 años y dos generaciones que deseaban cumplirlo”.
Un regalo del cielo
Karina relató que deseaba conocer la nieve y los glaciares porque “cuando era chica, veíamos documentales con papá. Los glaciares los pude conocer”, pero al momento de la visita, “en esa época del año no nevaba desde hacía años en Tierra del Fuego, y yo quería conocer la nieve. El día antes de salir, cuando veníamos para Ushuaia, empezó a nevar en el camino, se tapaba todo y lloré porque fue el regalo del cielo de mi papá”.
Para Karina, el amigo de su padre es “como un padre al que quiero mucho. Ellos tienen dos hijas, una de ellas también se llama Karina, tenemos la misma edad. Ellos nunca dejaron de visitarnos”.
Un crimen sin justicia
El 29 de diciembre de 1998 por la noche, el empresario maderero Oscar Griss (47) fue ultimado con dos certeros disparos a quemarropa en la cabeza, cuando salió a revisar el medidor de luz ubicado en la vereda de su vivienda en Puerto Rico.
Es que se sospecha que el o los ejecutores del crimen cortaron la energía eléctrica momentos antes para hacer salir a su víctima de casa para ejecutarlo. En la imagen, la tapa de este Diario donde se reflejó el hecho.
A casi 22 años de este asesinato, que nunca se resolvió, Karina manifestó: “Siento que algo le debo a mi papá, justicia. Pero ya no lo siento como una carga tan grande como antes. Hoy vivo la vida que él no pudo vivir“.
“Antes eso me limitaba, ahora entendí que no depende de mí porque hice todo lo que podía hacer. Se cumplirán 22 años de su muerte, que sigue siendo recordado gracias a mis pedidos incansables de justicia”, agregó.