La institución ofrece la carrera de técnico superior en cosmetología y estética (no universitaria), única en Misiones, que permite desarrollar tareas en forma independiente, sea instalar un gabinete o centro de estética, o para trabajar con relación de dependencia (hotel, spa). Además imparte cursos vinculados a la estética (maquillaje social, automaquillaje, depilación, estética de manos y pies) y formación profesional en peluquería.
Posee un plantel docente integrado por profesionales altamente capacitados: cosmetólogas, cosmiatras, médicos dermatólogos, kinesiólogos, psicopedagogas, peluqueras y estilistas. El instituto -Código 1314, incorporado a la enseñanza oficial desde diciembre de 2008 bajo la Resolución Nº 331/08 del SPEPM- busca fortalecer y transmitir la concepción de estética basada en fundamentos de salud, según lo manifestó la representante legal, Carola Blasig.
Las inscripciones se encuentran abiertas. Anualmente se registran más de treinta. “Se trabaja con grupos reducidos. Normalmente las alumnas cursan durante cuatro tardes por semana. En las aulas taller, realizan prácticas entre ellas. En segundo año invitan a alguna persona para atenderla en el gabinete, y en tercer año, se hace una especie de pasantías donde tienen contacto con personas desconocidas, simulando lo que sucede en la realidad (hacer un diagnóstico y determinar los pasos a seguir) a fin de adquirir experiencia”, agregó.
En lo que va del año las clases se dictaron on line. “Se priorizó lo teórico y las prácticas quedarán supeditadas al levantamiento de la pandemia. Cuando todo se habilite, podrán aprobar las materias”, dijo.
Blasig estudió en Escuela de Cosmetología Artez Westerley, en Buenos Aires, y realiza constantemente intensas capacitaciones. Cuando decidió regresar a Misiones, instaló el centro de estética, vigente desde hace más de tres décadas. “Trabajé mucho con las reinas de la Fiesta del Inmigrante, y luego las mismas clientas comenzaron a indagar sobre los cursos, y comencé a dar respuestas a esa demanda. Brindaba cursos de maquillaje, de cosmetología, pero exigían título oficial, lo que hizo que trabajáramos mucho para transformar la academia en un instituto superior”, recordó.
Explicó que existen materias como maquillaje, desarrollo profesional, donde se ven cuestiones de psicología (cómo atiendo al cliente en gabinete), y marketing (como me vendo, como me promociono). En tercer año se avanza con materias que complementan el trabajo, como terapias alternativas, drenaje linfático, la aparatología de uso en estética.
Para Blasig, se trata de una profesión que “me dio muchísimas satisfacciones. El trabajo de la cosmetóloga, de la esteticista, es ideal para la mujer porque puede definir horarios, adecuarlos en caso que tenga niños. Si estás embarazada trabajas menos o realizas tareas de menor exigencia, menos masajes, más rostro, pestañas, uñas. La relación que se genera con la clienta, es única”.
A su entender, en estos tiempos de pandemia, “necesitaron mucho de la esteticista. Considero que cumplimos un rol muy importante. Las mujeres podemos dejar cosas de lado, pero en algún rincón de nuestro ser necesitamos conectarnos con nosotras mismas y tener un momento. Sobre todo las madres, que están todos los días con niños, respondiendo a la demanda de la familia. Ese momento único en el gabinete, es muy valioso, es de relax, hasta de planificación”.