Mamá, cuatro letras llenas de amor, de un significado profundo, una palabra cortita pero llena de un contenido único y rico, vestida de mil colores. Ser madre habla de tener un montón de profesiones juntas: maestra, psicóloga, enfermera, chef, et. Desde la Cromoterapia podría decirte que no hay colores suficientes para hablar de una madre, creo que se tendría que inventar un color nuevo para ellas.
Hagamos juntos esto: piensen en su Mamá con los brazos extendidos y mirada tierna, esperando su llegada de algún lugar, ¿de qué color la ven?, yo me imagino a mi madre con sus brazos y su pecho de color verde y rosa, ambos colores brillantes, suaves y cálidos, que me esperan con un abrazo reconfortante, sanador, lleno de amor, que me dice: “¡vos podés!”.
Imagino sus piernas de color rojo y naranja que representan la fuerza, el sostén y la alegría de vivir. Imagino su cara con una gran sonrisa y sus ojos grandes llenos de dulzura de un color verde, amarillo y violeta, donde sus palabras sólo son inspiración y sus ojos hablan de todo aquello que desean para que en la vida me vaya cada vez mejor.
No me alcanzan los colores para hablar de mi madre, pero sí me sale un verde enorme atado de millones de Gracias por cada día de su vida que me amó, cuidó, guió, me llenó de mimos, me retó, me puso límites y se armó de valor para ser mi guía en esta vida.
Valoremos a nuestra Madre y honrémosla, ella fue el contenedor perfecto para venir a este mundo, incluso dicen algunos guías o maestros espirituales que nosotros elegimos a nuestros padres, así que mira a tu madre con los ojos del cuerpo, con la mente y con el corazón. Abrázala y ámala, esté o no en este mundo.
Ya sea una madre difícil, de mentalidad cerrada o gruñona porque ella como todas las madres hacen lo que pueden, o lo que mejor les sale desde sus creencias, desde su vida, desde su amor.
¡Gracias, gracias, gracias!, por llenar mi vida de colores y enseñarme a pintar con ellos. ¡Te amo mamá!