Siempre me maravilla ver los dorados hilos de historias, que al irse entretejiendo sólo puedo agradecer el poder entender la magia de como se va formando la urdiembre.
Esta historia que contaré prácticamente en tiempo real comenzó en febrero de 2016 cuando Alejandra, una de mis amigas del grupo Escuela de Pensamiento, nos muestra a la vuelta de su viaje a Italia junto con otras 22 mujeres de distintas provincias de la Argentina, el video que filmó una tucumana, de un monje con un hábito franciscano y descalzo predicando en Asís.
Este año se integró María Rosa al grupo Escuela y, “¡oh casualidad!”, había sido una de las 22. Ayer recibo el mismo video del monje descalzo, de nombre Massimo Coppo, como fakes-news porque decía haber sido filmado en Sevilla el 2020.
Esto hizo que prestara atención al mensaje del monje que decía: “Coronavirus es sólo el inicio y principio de una más grande tribulación, Jesús ha profetizado una grande tribulación antes que Él regrese”.
Corona virus, esto es un mensaje profético desde Asís la ciudad de San Francisco, la mejor vacuna para el coronavirus, escucha, el que habita bajo la protección del Altísimo y mora a la sombra del Todopoderoso, diga a Dios: ‘Tú eres mi refugio y mi roca, mi Dios en quien confío, el que me librará de la peste exterminadora del coronavirus’.
Es palabra de Dios, es palabra de verdad. De nuevo, diga a Dios, ‘Tú eres mi refugio y mi roca, mi Dios en quien confío’. Tiempo de fe, de oración y penitencia. La mejor vacuna es la fe, la oración y la penitencia”.
En mi asombro por tan grande profecía que habíamos tenido la gracia de escuchar de primera mano y en nuestra ignorancia de lo por venir la habíamos desestimamos, acudí a mis amigas para que contactaran a Tita, la señora tucumana, y entre todas las cosas que contó, fue que el monje le había regalado un libro abierto señalándole el vaticano y se veía mucho sufrimiento para la iglesia.
Puedes creer o no que esto fue una profecía, pero ello no quita el valor de semejante oración dada por el monje como protección.