La pandemia y la cuarentena se profundizan y paralelamente hacen estragos en la economía de las empresas, que por una parte perdieron una porción de su flujo natural de negocios, así como también ven crecer la carga de gastos fijos y caer su capital de giro de manera acelerada.
El transporte internacional de cargas no fue ajeno a este panorama. Es más aún se ve inmerso en estrictos protocolos sanitarios y debe redoblar sus esfuerzos para mantenerse operativo a pesar de las contingencias derivados de la pandemia.
Pero su flujo económico y operativo una vez más, se ve trabado por regulaciones y normas burocráticas que emergen de escritorios que desconocen la operatividad habitual y diaria de esta compleja actividad.
El transporte internacional de cargas es generador de divisas, producto de las exportaciones de servicios que realiza.
Los ingresos provienen de la liquidación de sus facturas en el exterior a través del mercado único de divisas, transformándolas en pesos de acuerdo a la ley vigente.
Pero la operatoria de transporte internacional, incluye gastos en pesos, los más, y erogaciones en divisas de los países con los que opera, que cubren los gastos que los camiones realizan en esos países que transitan día a día.
Estas divisas necesarias, indispensables y básicos para la operatividad de este transporte se ven impedidas de obtener por parte de las empresas, dado que el Estado les prohíbe la compra de las mismas en los mercados oficiales.
Estas restricciones no son nuevas, ocurrieron también en el pasado cercano, y fueron subsanadas con la circ “A” 5315 del BCRA de junio del 2012, no vigente al día de hoy.
Las empresas deben y tienen que poder acceder a las divisas necesarias para operar diariamente, rindiendo su uso mensualmente ante la entidad regulatoria como lo ha sido en el pasado mencionado.
Más aún, en este momento económico tremendo, necesitamos más que nunca generar trabajo, riqueza, y multiplicar las exportaciones que, serán el único salvavidas en esta economía que navega en aguas de la necesidad.
Deben entender y muy rápidamente los funcionarios que alimenten la burocracia del Estado, que las empresas del transporte internacional estarán aceleradamente impedidas de seguir generando servicio, empleo y divisas al país, bajo normas, inconducentes, regulaciones inoperantes, y controles que sólo hablan más del desconocimiento de los trabajos que realizamos, que de las virtudes que las normas.
Deseamos ser claros, debemos y queremos trabajar más, pero trabajar dentro del marco legal vigente.
No pedimos, ni debemos, recurrir al mercado marginal de divisas para poder exportar servicios, necesitamos que la Secretaría de Transporte y el Ministerio de la Producción, arbitren los medios necesarios para subsanar estos errores que nunca deberían haber ocurrido, máxime en el contexto de necesidad económica, recesión económica, falta de trabajo y pobreza que transitamos.
Crisis de la cual queremos salir y el transporte internacional de carga, contribuye día a día a realizarlo con su esfuerzo permanente.
Habilitando el acceso de divisas de países limítrofes para los gastos operativos de las empresas de los transportes internacionales de cargas.
Pero el impedimento en las regulaciones, como las comentadas sólo hacen destruir el esfuerzo de las empresas nacionales, posicionando mejor a las empresas de transporte extranjeras en términos competitivos, y por ende generando trabajo y riqueza por fuera del país.
Como empresario, como transportistas y como argentino ese no es ni será mi horizonte. Siempre será el del trabajo, el del esfuerzo, el de querer permanecer dentro de la legalidad, la que hoy, la Ley me obliga a no estar.