Se cumplieron dos meses de la muerte, quema y enterramiento de una joven en una aldea mbya guaraní de San Vicente. Por el hecho está acusado quien era su esposo y además cacique de la aldea Taruma Poty.
Cuando este fue llevado a declarar ante la Justicia apuntó a una médica como quien lo habría autorizado a que hiciera lo que creía necesario con el cuerpo. Sin embargo la profesional dio su versión y negó la acusación del cacique.
La muerte de María Solange Diniz Rabela (24) habría ocurrido el 11 de abril por la noche. Por lo menos el día 13 su padrastro denunció en la comisaría que la joven había muerto y el esposo no había dejado que la velaran, vieran el cuerpo y al menos saber qué le había ocurrido.
Luego que comenzara la investigación del caso, efectivos de la UR-VIII y del Juzgado de Instrucción a cargo del magistrado Gerardo Casco realizaron un allanamiento en la aldea, donde desenterraron el cuerpo y secuestraron un serrucho y telas con rastros de manchas que podrían ser de sangre.
Oportunamente, el acusado de 34 años declaró en sede judicial que le había avisado a una doctora de San Vicente que su esposa había fallecido. Según sus dichos, la médica se dirigió a la aldea y se retiró sin revisar el cadáver. Además, ella le había señalado que continuara con los rituales para la sepultura. Siempre según su testimonio, su esposa había tenido mucha fiebre y al temer que tuviera coronavirus decidió cremar el cadáver y enterrarlo.
Sin embargo, en los últimos días la doctora a la que hacía mención el cacique fue convocada para dar su testimonio acerca del caso. La facultativa señaló en sede judicial que efectivamente había estado en la aldea, pero no llegó a revisar a la joven ni supo que había estado enferma. Sí mencionó que había chequeado el estado de salud de unos niños del lugar.
Negó además haber aconsejado al cacique qué hacer con el cuerpo y menos aún incinerarlo.
La investigación oportunamente había marcado que los integrantes de la aldea no descartaron que María Solange hubiera muerto de forma violenta. La versión que dio el acusado no fue creíble para el juez, por lo que en principio ordenó detenerlo bajo la calificación inicial de “femicidio”. La hipótesis que se maneja es que la mató y la incineró para que no queden rastros.
Hasta el momento las pericias no pudieron revelar qué fue lo que causó la muerte de la víctima