Casi tres años después de haber cometido un robo, haber permanecido prófugo y ser capturado, un joven de 27 años de edad reconoció su culpabilidad y pidió un juicio abreviado. La presentación fue presentada ante el Tribunal Penal 1 de Oberá y finalmente homologaron la condena de 7 años de prisión contra “Dieguito”, quien ya arrastraba un frondoso prontuario por delitos contra la propiedad.
Se trata de Diego Fabián Gómez, quien estaba detenido desde el 1 de junio de 2018 a la espera del juicio oral y público. Siete meses antes había cometido su último golpe.
El hecho ocurrió el 29 de noviembre de 2017, sobre la avenida Libertad de la localidad de Guaraní, de donde él es oriundo. Ese día “Dieguito” estaba acompañado de un menor de 13 años y lo utilizó de apoyo para robarle a un adolescente de 14 que caminaba por la citada arteria. La víctima fue amenazada con un cuchillo para que entregara el teléfono celular que llevaba consigo. Luego, el dúo se dio a la fuga.
El pueblo es pequeño y el joven que entonces tenía 24 años era conocido por la mayoría de los vecinos a causa de sus andanzas. Asustado porque lo habían amenazado con el arma blanca, el chico al que habían robado llegó a su casa y le contó a la madre lo que le había sucedido. La progenitora se dirigió a la Comisaría local y radicó la denuncia.
Los investigadores conocieron quiénes habían sido los autores porque el celular que habían robado lo comercializaron a un vecino de la zona, quien identificó al que se lo había vendido. El primero en ser demorado fue el cómplice. Como se trataba de un menor, este fue entregado a sus padres, quienes fueron notificados del hecho en el que estaba involucrado.
Pero “Dieguito” había desaparecido de la zona. La Policía lo buscó hasta que las averiguaciones indicaron que había viajado a Buenos Aires. En algún momento iba regresar. No le quitaron atención al caso.
Efectivamente, varios meses después supieron que el joven había tomado el colectivo de larga distancia para regresar al pueblo. Lo esperaron en la Terminal de Oberá. No le dieron tiempo a nada, apenas bajó lo detuvieron.
Años antes la Justicia obereña ya lo había condenado por un hecho similar. Había estado detenido en la Unidad Penal VIII de Cerro Azul.
Al estar otra vez frente a un inminente juicio, para evitar llegar a debate, el acusado tuvo la posibilidad de acortar los plazos procesales. El fiscal ante el Tribunal Penal 1 de Oberá, valiéndose de lo estipulado en el artículo 396 del Código Procesal Penal, solicitó al acusado y a su defensor que acordara un juicio abreviado.
Para ello, en base al delito que había cometido, primero tuvo que reconocer que había sido él el que había asaltado al menor en aquella oportunidad.
Con la decisión afirmativa del acusado, el representante del ministerio Público ofreció una pena de siete años de prisión por los delitos de “robo calificado agravado por la participación de un menor y estelionato” (venta de lo robado). “Dieguito” y el defensor estuvieron de acuerdo de la misma forma que lo hicieron los magistrados integrantes del Tribunal, quienes dieron el aval al acuerdo.
Al haber pasado dos años detenido, el condenado estaría próximo a pedir salidas transitorias, pero es probable que le juegue en contra que sobre él ya pesaba una condena anterior.