Ubicado en la costa centro-oeste de la India, el más pequeño de los Estados de la Unión tiene paisajes e historia en grandes proporciones para disfrutar de un paseo por sus tierras. Su capital es Panjim y su ciudad más poblada Vasco da Gama.
Las iglesias y conventos de Goa fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1986. Se hablan cinco idiomas, de los cuales sólo es oficial el konkani, el idioma materno de la mayoría de la población. Los otros son el marathi, el hindi, el inglés y el portugués. Este último está en vías de desaparición, aunque se conserva un idioma criollo local derivado de este todavía muy utilizado.
Goa Vieja y Panjim bohemia
Son la antigua y la nueva capital del Estado. La primera, Goa Vieja, ejerció este título desde el siglo XVI hasta su abandono por una plaga en el XVIII. De esta época queda la magnífica Basílica del Bom Jesus, en cuyo interior se guarda el cuerpo incorrupto de San Francisco Javier, que se expone cada 10 años (la última fue en 2014, por lo que habrá que esperar). También, justo enfrente, encontraremos la Catedral Santa Catarina.
Debido a la letal plaga, la capital se trasladó a Panjim o Panaji, a unos 10 kilómetros de distancia situada en la desembocadura del río Mandovi, con arquitectura de estilo portugués, especialmente en los barrios de Altinho y Fontainhas. En el centro de la ciudad también se puede visitar la Iglesia de la Virgen de la Inmaculada Concepción.
Playa escondida
Las playas de Goa son el mayor atractivo para el viajero. Toda la costa está salpicada de arenales; desde pequeñas calas hasta extensiones kilométricas. Las del norte son más turísticas y con más ambiente nocturno. Al estar en la costa oeste, las puestas de sol sobre el mar son espectaculares.
Pero hay una excepción muy recomendable: Mandrem, una playa tranquila, muy larga y de arena fina y blanca. Es la continuación de la más conocida y ambientada playa de Arambol, muy frecuentada por mochileros y hippies.
En el sur, Agonda es un remanso de paz para quienes buscan relax. Si seguimos un poco más al sur, saltándonos algunas tan populares como Palolem y Patmen, encontraremos Galgibag (o Galgibada). Es uno de los últimos rincones escondidos que han escapado del turismo masivo. Está protegida al ser una importante zona de anidamiento de tortugas.