Así se desprende de un estudio realizado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), el cual señala que el gasto promedio por año entre 2002 y 2019 fue de unos 17.000 millones de pesos.
Esa cifra podría incrementarse este año debido al financiamiento del Plan Argentina Contra el Hambre que comenzó a ejecutar en enero el ministerio de Desarrollo Social que conduce Daniel Arroyo.
Se trata de un programa nacional a través del cual se entrega una tarjeta de débito que solo puede ser destinada a comprar alimentos y artículos de limpieza, y no permite el acceso al dinero físico.
Las tarjetas son recibidas por embarazadas a partir del 3° mes y familias con hijos de hasta 6 años que estén percibiendo la Asignación Universal por Hijo (AUH): se asignan $4.000 mensuales para familias con un hijo y $6.000 con con o más hijos menores de seis años.
Complementariamente se prevé promover la economía social y la agricultura familiar para que las familias más vulnerables tengan herramientas para su propio sustento alimentario.
Asimismo, se contempla la figura de “Promotores Comunitarios de Seguridad Alimentaria y Nutricional” que tendrán la misión de controlar talla y peso de los niños, articular las políticas alimentarias con las políticas sanitarias, materno infantil y primera infancia y fortalecer los comedores escolares y comunitarios.
IDESA estudió los presupuestos de este ministerio en los últimos dieciocho años y concluyó que en el 2002 tomaron impulso los planes alimentarios nacionales con un presupuesto de $14.000 millones por año a precios actuales.
En el 2019 los planes alimentarios nacionales siguieron teniendo un presupuesto de $13.000 millones.
E indica el análisis que entre el 2002 y el 2019 el promedio anual destinado a planes nacionales alimentarios se mantuvo en el orden de los $17.000 millones anuales a precios actuales, por lo que se destinaron unos 306.000 millones en total.
Fuente: Agencia de Noticias NA.