“Desde que llegó a casa, a mediados de 2015, siendo muy pequeño, ‘Pipe’ se adueñó de nuestros corazones”, resumió la familia Mendoza/Leguizamón, al referirse a la mascota a la que no abandona ni un solo instante y exhibe con orgullo el DNI que contiene los datos del animal.
“Es un perro muy activo e inquieto pero muy dócil, obediente”. Se adaptó rápido a Hugo, Cristina y Valentina, quienes aseguraron que “tiene costumbres realmente sorprendentes”. Confiaron que “vivimos en casa o departamento y es incapaz de hacer las necesidades dentro. Tal es así que cuando llueve se complica porque tenemos que buscar algún techo para cobijarlo porque tampoco le gusta la lluvia”.
“Pipe” siempre los acompañó en los viajes. Al principio en los trayectos cortos como a Eldorado, de donde el matrimonio es oriundo, o a Esquina, Corrientes, donde residen familiares, pero, en vacaciones, tiene asistencia perfecta en la playa. Ya estuvo en Itapoá, Ilha do Mel, Meia Praia, por mencionar algunos lugares turísticos de Brasil. “Nuestros amigos y familiares ya saben que si nos reciben, es con ‘Pipe’ incluido”, manifestó.
Comentó que este ejemplar de la raza Dachshund o Salchicha es “muy intuitivo”, por lo que es prácticamente imposible no llevarlo a los viajes. “Percibe que estamos por salir y más allá de observar que hacemos las valijas la noche previa al inicio de la travesía, se da cuenta que algo pasa.
Ve las maletas y se desespera, como creyendo que lo vamos a dejar. En los viajes se comporta muy bien. Hay que parar cada 200 kilómetros para que pueda hacer sus necesidades, pero es muy tranquilo”, dijo.
Cuando la familia pasea por la costanera de Posadas, se apresura a ganar la ventanilla porque le gusta ladrar a los perros que observa en la calle. Pero en el viaje en ruta, se tranquiliza, ocupa su lugar y duerme durante todo el camino. Lo cuidan como debe ser, de manera responsable. “Tiene todas las vacunas, en la veterinaria lo someten a controles periódicos porque cuando hace sus necesidades en el parque interactúa con otros de su especie, incluso algunos perros callejeros, entonces hay que desparasitarlo cada tanto. Se lo cuida como un miembro más”, enumeró Hugo.
Agregó que tuvieron experiencias con otros animales -particularmente felinos- pero que en “Pipe” se dio esa simbiosis: “lo incorporamos a nuestra vida y él también hizo su aporte. Cuando salimos al parque, no se aleja de nosotros. Camina sin correa y si se adelanta, se detiene y mira hacia atrás para asegurarse que lo seguimos de cerca”, ejemplificó. Y recordó con nostalgia la compañía de “Tao”, un siamés con el que compartieron 16 años, además de otro can que no se habituó a vivir en el interior del hogar.