
Un llamado por un supuesto intento de robo de una motocicleta derivó en una confusa situación que dejó un detenido y un joven de 18 años muerto por un disparo de arma de fuego. En principio todo indica que salió del arma de un efectivo policial y ahora investigan un exceso en el accionar de cuatro efectivos asignados al operativo. Estos habrían realizado disparos intimidatorios ante una agresión, cuando intentaban llevarse detenido al sospechoso según indicó la versión oficial de la fuerza.
Luciano Villalba vivía en el barrio La Cantera de Apóstoles y para conocer la otra versión de los hechos PRIMERA EDICIÓN se acercó a dialogar con la familia.
En medio de muestras de dolor negaron que haya ocurrido el robo de una moto y sostuvieron que lo único que hizo Luciano fue intentar detener la aprehensión de su hermano, quien nada tenía que ver con el ilícito que los policías investigaban.

Aída Piriz (49), madre del chico, contó que entre la 1 y la 1.20 de ayer escuchó un alboroto en la zona de ingreso a su vivienda. Lo relató así: “Todo comenzó en la zona de la plaza. Estaban dos muchachitos, uno era mi hijo. Se encontraban conversando y a cada rato pasaba otro joven en moto haciendo ruido con el escape y alumbrándoles con la luz en la cara. Esto hizo que comenzara una pelea entre ellos. Esa pelea llegó hasta acá cerca y mi hijo terminó con la boca rota. Se metió gente que ya estuvo presa. Por esa gresca alguien llamó a la Policía”.
Según se pudo reconstruir, en base al relato de la familia, cuando llegó la camioneta de los policías vieron al “Chueco” (hermano de Luciano), quien nada tenía que ver con la gresca y lo fueron a buscar directamente. “Lo agarraron como si fuera un animal. Le pusieron las esposas y lo llevaron arrastrándolo. Todo ese alboroto lo ve Luciano, que venía de la casa de su novia”, dijo Aída.
En ese momento comenzó a increpar a los policías para que dejaran a su hermano. William, otro de sus hermanos que estuvo en el momento del desenlace fatal, reconoció que el joven comenzó a tirar piedras a los efectivos, pero en respuesta recibieron una andanada de disparos.
William señaló que pedía a los policías que no se llevaran al “Chueco” de esa forma tan brusca dado que ya estaba reducido y esposado.
Señaló que dispararon al menos unas quince veces. “En un momento me apuntaron como para dispararme en la pierna. Yo me agaché y el tiro que iba hacia a mí le dio a Luciano que se había agachado para buscar más piedras. Lo tiraron al ‘Chueco’ en la camioneta y se lo llevaron. Me di vuelta y lo vi a Luciano en el piso, pensé que estaba atorado o algo así, pero me mostró que le habían pegado dos tiros”.
Según los datos recabados, la víctima sólo tenía un impacto de bala, pero con orificio de salida, por lo que aparentaban ser dos disparos.
“Llamamos a una ambulancia pero vimos como él comenzó a desvanecerse. Le pedimos ayuda a un vecino y lo llevamos al hospital, pero ya llegó muerto”, sostuvo su hermano.

Julia, la cuñada de la víctima pidió que se aclare el caso, que no haya mentiras. “Queremos justicia porque hoy fue Luciano mañana puede ser cualquier otro chico. Yo tengo hijos y temo por ellos si la Policía sigue actuando así. Ellos son la autoridad para defender a la gente, pero no para matar inocentes”, subrayó.
William se preguntó “¿por qué tiraron al cuerpo? La Policía debe realizar disparos intimidatorios, dar la voz de alto y disparar al aire en el peor de los casos”.
La conducción de la fuerza decidió apartar a los efectivos involucrados y secuestrar las armas para las pericias. Posteriormente, por orden del Juzgado de Instrucción 4 de Apóstoles a cargo de Miguel Ángel Faría, se ordenó la detención preventiva de los cuatro policías pertenecientes a la seccional Primera,Tercera y Comando de Apóstoles, todos por “homicidio”.
Extraoficialmente se supo que los oficiales, que permanecen incomunicados, habrían reconocido que efectuaron disparos intimidatorios en ese procedimiento.