Hablar de ajedrez en Misiones es hablar de Joaquín Jiménez (45). Y eso que el amo del tablero de la tierra colorada, en realidad, es bonaerense. En realidad, así lo dice solo su documento. Por lo demás, ya es uno más por las calles de Puerto Rico, localidad que adoptó como su ciudad desde que tenía 12 años.
Desde el viernes 15 de noviembre, Joaquín iniciará un nuevo desafío, esta vez en el Campeonato Argentino Amateur, que tendrá lugar en Termas de Río Hondo, Santiago del Estero. En pleno preparativo para ese viaje, el ajedrecista habló con EL DEPORTIVO, repasó su amplia carrera, recordó sus mejores partidas y, sobre todo, desterró varios mitos -instalados, sobre todo, por foráneos de los tableros- de una de las disciplinas más antiguas de la humanidad.
“Para quien dice que el ajedrez no es un deporte, que juegue una partida de seis horas y me cuente cómo queda. El estado físico en esto es fundamental, al igual que en otras disciplinas. Como dijo alguna vez Karpov, el ajedrez es arte, deporte y ciencia”, esbozó Joaquín, en una charla imperdible y con la que este Diario se adentró en el mundo de los tableros. Jaque mate.
Joaquín, ¿cómo arrancaste con el ajedrez?
Arranqué a los 10 años en el Club Náutico El Timón de Jáuregui, a la vera del río Luján, que parte el pueblo a la mitad. Yo nací allá, soy hincha de Flandria, el club de la zona, y me vine a Puerto Rico a los 12 años, después de que mi papá comprara un aserradero.
¿Tu viejo te metió en los tableros?
En realidad, desde chico iba a El Timón a jugar al fútbol, a la pileta, a lo que sea. Y un día vi un cartel que decía “Clases de Ajedrez”. Y listo. Ahí dejé todo. Ese día perdí mi vida. O la gané (se ríe). Enseguida aprendí que había libros y le pedí uno al profesor. Era sábado de mañana y me prestó “Las 100 mejores partidas de Boris Spaski”, un ruso que fue campeón del mundo de 1969 a 1972, uno de los mejores jugadores de la historia. Para el domingo al mediodía ya me había leído todo el libro. El ajedrez me gustó de entrada y no paré más. En esa época, allá por el 87, justo era la época de Karpov y Kasparov, un duelo histórico. Imaginate que un día pasaba por una verdulería y vi que habían envuelto media docena de huevos con un diario donde estaba la crónica de una de esas partidas. Y mi locura era tal que compré los huevos sólo para leer el diario.
Con 12 años, llegaste a Puerto Rico… ¿con qué te encontraste?
Llegué y me enteré que acá estaba Erni Vogel, que tenía una escuela de ajedrez. Se jugaba bien acá. Enseguida me sumé y conocí a varios de los chicos con los que me junto a jugar hasta hoy.
¿Recordás tu primer torneo?
Sí. Fue en Luján y salí segundo. En ese momento dije “esto es una papa”. Claro que, al torneo siguiente, me comieron todas las piezas y me pegaron un paseo. Ahí me di cuenta que no era para nada fácil. Y el primer torneo en Misiones fue el Campeonato Provincial Infantil, en 1989, en Alem. Ahí fui campeón. Y mi primer nacional fue un Argentino por equipos, en 1997 o 1998, en Ezeiza. Ahí me di cuenta que con el ajedrez podía viajar. Tengo una anécdota de ese primer nacional, porque acá estábamos acostumbrados a jugar partidas rápidas, pero fui allá y vi que pasaba una hora y todos estaban sentados. Así me fui acostumbrando a jugar partidas de hasta seis horas.
¿Recordás las mejores partidas de tu carrera?
Bueno, una fue en 2015, en Asunción, ante Alan Pichot, un argentino que fue campeón mundial juvenil en 2014. No pude ganarle, pero empatamos después de seis horas de juego. Otra muy buena fue contra Jorge Szmetan, campeón argentino en 1976. Esa fue en Buenos Aires, en 1998. Le pude ganar después de una muy linda partida con sacrificios (N.deR.: perder piezas de mayor valor pero, mediante estrategia, ganar el juego). Y una más reciente fue en el Corrientes Chess Open, en 2018, ante el maestro internacional Robert Hungaski. Le gané y la verdad es que no lo podía creer.
Explicanos… ¿qué es el ELO y cómo son los títulos de maestro?
Bien, el ELO es el sistema de puntuación otorgado por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE). A mayor cantidad de puntos ELO, tenés más jerarquía como jugador. Entonces, si le ganás una partida a un jugador con un ELO similar al tuyo, sumás puntos, pero si le ganás a alguien con un ELO mayor, sumás más unidades. Y así. Una vez que llegás a los 2.300, sos Maestro FIDE y te otorgan un título internacional. Cuando llegás a 2.400 puntos, sos Maestro Internacional. Y con 2.500 sos Gran Maestro.
¿Cuántos puntos ELO tenés?
Actualmente, mi ELO es de 2.288. Para que tengas un ejemplo, la partida que le gané a Hungaski me permitió sumar 16 puntos. Claro que también perdí y bajé 8 o 9 puntos. Actualmente estoy a 12 puntos de ser Maestro FIDE, que es uno de los objetivos que me propuse para el Argentino de Termas de Río Hondo. Ese es uno de los torneos más importantes del país, otorga plazas para el Panamericano y ser campeón es realmente muy difícil. El año pasado salí sexto, así que voy a tratar de estar nuevamente entre los diez primeros.
¿Qué hace falta para ser un buen ajedrecista?
Mirá, siempre digo que el trabajo supera al talento. Al contrario de lo que muchos creen, el ajedrez no es inteligencia, es constancia, trabajo y pasión. Bobby Fischer dijo que “no se puede ser un buen jugador si no se ama el juego”. Y es así, te tiene que gustar porque, como en otros deportes, tenés que estar dispuesto a perder muchas cosas.
Diste en el clavo… ¿Qué le decís a los que consideran que el ajedrez no es un deporte?
Les digo que hagan la prueba de jugar una partida durante seis horas, a un nivel de concentración máxima, y después me cuenten cómo terminan. Quedás muerto, liquidado. El estado físico es fundamental, aunque no parezca. Te doy un ejemplo: en 2000 Kasparov era el campeón invencible y Vladimir Kramklin era el retador. Para esa final, dejó de fumar, empezó a hacer actividad física y ganó el único partido que perdió Kasparov. Todos los ajedrecistas de elite hacen ejercicio físico.
¿Qué sería jugar bien o jugar mal en el ajedrez?
Hay muchos factores que inciden. Se suele decir que estás en mala forma cuando no te salen las cosas, no encontrás las jugadas, jugás mal. Uno lo siente a eso. Y tiene que ver mucho con lo psicológico. Te cuento una anécdota. Años atrás un club de Ciudad del Este me invitó a jugar un torneo por equipos en Paraguay. Empecé a jugar y le gané a un Gran Maestro. Después, dos veces a un Maestro Internacional. El que me había invitado no lo podía creer. A la noche fuimos a cenar y el que me había invitado le dice a mi señora: “Si le pregunto al Gran Maestro al que Joaquín venció hoy si Jiménez puede ser Maestro FIDE me dice que sí, si le pregunto al otro, me va a decir que sí. Pero le pregunto a Joaquín… ¿y cuál es la respuesta? Que no”. Ese era un problema para mí, una cuestión psicológica, de convencimiento. Eso fue en 2016 y, luego de esa charla, subí como 100 puntos.
¿Qué se siente ser el mejor tablero de Misiones?
Es un orgullo pero, sobre todo, una responsabilidad, porque en cada torneo tenés que demostrar por qué sos el mejor. Hay que estar siempre motivado, con ganas. Después los resultados vienen solos.
¿Cuál es tu sueño?
Quiero jugar al ajedrez y disfrutarlo. Cuando era chico, soñaba con jugar el Abierto de Mar del Plata. Y ya de grande lo jugué cinco veces. Pude jugar varios argentinos y llegar hasta semifinales, pero mi cuenta pendiente sería jugar una final, con los mejores 14 del país. No es fácil, se tienen que dar muchas cosas para llegar ahí.
¿Qué es el ajedrez en tu vida?
La verdad es que no concibo mi vida sin el ajedrez. Es una pasión y es difícil explicarlo con palabras. El ajedrez es todo para mí. Hay una frase a la que adhiero y que dijo Mijaíl Tal, campeón del mundo en 1960: “Si prohibiesen el ajedrez, me haría contrabandista”, dijo. Y yo pienso lo mismo.
Los libros y el trabajo
“Es muy difícil vivir del ajedrez”, confiesa Joaquín, quien por la mañana se gana la vida como administrativo de una heladería de Puerto Rico y, por la tarde, da clases de ajedrez en la Escuela Juan Pablo de la localidad. Así y todo se hace tiempo para entrenar y leer.
84º
La actual posición de Joaquín Jiménez a nivel nacional. Actualmente suma 2.288 puntos ELO, por lo que buscará en el Argentino Amateur sumar las unidades que le restan para alcanzar el título de Maestro FIDE.
¿Cómo se llega a ser campeón mundial?
A diferencia de otros deportes, en el ajedrez la lucha por el título de campeón del mundo se da de una manera un tanto particular, que Joaquín explica a EL DEPORTIVO.
“El actual campeón del mundo es Magnus Carlsen. Bien, se juega entonces un torneo de candidatos, así se llama, conformado por ocho jugadores, todos contra todos, a doble vuelta”, explica Joaquín, tras lo cual agrega que a ese certamen clasifican, por ejemplo, los dos primeros del ranking mundial y algunos jugadores de la Copa del Mundo, en la que “participan 132 jugadores y van jugando 64º de final a partido eliminatorio”.
Lo cierto es que de aquel torneo de candidatos surgirá un ganador. Pues bien, ese vencedor es quien tendrá el honor de enfrentar al actual campeón del mundo con el objetivo de destronarlo, en una serie de partidas. Para nada fácil.