Por ello, se dictan capacitaciones para conocer qué provoca el complejo de tristeza bovina y cómo debe detectarse a tiempo para que los animales no resulten enfermos; ya que -hasta incluso- puede ser una limitante para el desarrollo ganadero local.
Se trata de uno de los principales problemas sanitarios de las regiones tropicales y subtropicales. Es así que las condiciones climáticas del NEA favorecen a la presencia de las garrapatas, las cuales son las principales transmisoras de las enfermedades conocidas como babesiosis y anaplasmosis bovina. Éstas producen anemia y, a raíz de ello, los animales manifiestan un cuadro de decaimiento general, conocido como tristeza.
El momento más epidemiológico en el cual se presenta la problemática es el otoño, debido a las temperaturas y humedad, que son favorables. Aunque también se observan casos en primavera.
Al respecto, el médico veterinario, Fernando Fader, explicó que “el complejo de tristeza bovina se caracteriza por la intensa anemia, decaimiento y aumento de la temperatura del animal”.
Contó que “la transmisión se da por la garrapata, que es el único transmisor”.
En lo que refiere al período de incubación de las enfermedades pueden variar entre una semana y más de diez días, todo dependerá del tipo de afección que contraiga el bovino.
En esta línea, el profesional dijo que entre los síntomas se pueden detectar que el animal tiene más de 40 grados de temperatura, que padece de nervios y orina con sangre.
Los parásitos que son transmitidos por la garrapata son hemoparásitos. A modo de ejemplo, el veterinario delineó que “un bovino de forma normal debe tener un 38% de hematocrito, pero ante la presencia del complejo de tristeza, el animal tendrá entre 14% y 16%. Por eso no puede ni respirar; es una enfermedad que mata”.
La cantidad de hematocrito que se detecten en flujo sanguíneo del animal determinará cual de las enfermedades transmitidas por la garrapata es la que padece.
En cuanto al alcance a nivel nacional de las afecciones, consideró que “la zona endémica de garrapatas está en unas 13 millones de cabezas”.
Por su parte, el ingeniero agrónomo, José Stevenson, sostuvo que además de la apuesta a la genética, la alimentación; se debe hacer énfasis en la sanidad animal.
Contó que “estamos en una zona sucia, es decir que endémicamente se mueve hacienda con garrapatas. Es importante la capacitación porque la enfermedad se puede confundir”.
Indicó que “diez garrapatas visibles significan 2 mil sobre el total vacuno, lo que equivale, al año, una pérdida de 12 kilos de carne