Un conflicto inesperado se desató en las últimas horas en la Central Hidroeléctrica Yacyretá como consecuencia de un desacuerdo entre las autoridades paraguayas y argentinas por la adaptación de una línea que transporta energía.
La Central tiene tres líneas por las cuáles se transporta la energía. Una de ellas está en reparación desde hace meses, la otra quedó afectada por el histórico apagón del 16 de junio y la tercera es la que está funcionando con normalidad.
Cada país posee el 50% de la energía producida Yacyretá. Argentina utiliza su totalidad mientas que Paraguay sólo saca el 13%. Por eso las autoridades del país vecino contrataron a técnicos japoneses, de Hitachi, para adaptar y preparar la inicial de la línea 500 kV, y así poder sacar el 50% de la energía.
Cuando del lado paraguayo se disponían a avanzar con las obras, la empresa Camessa y el director del lado argentino de Yacyretá, Martín Goerling, frenaron la intervención y solicitaron un informe técnico que garantizara que la obra puede realizarse sin afectar la distribución de energía en Argentina.
El conflicto escaló cuando el director del lado paraguayo, Nicanor Duarte Frutos, aseguró que Argentina no dejaba hacer las obras necesarias y que impedían que los empleados realicen su tarea.
“Esta es una situación delicada, no podemos ceder. No podemos retroceder ni dar un paso atrás”, sostuvo Duarte Frutos.
Finalmente, la tensión del conflicto bajó abruptamente en la tarde de ayer cuando los dos directores se reunieron, hicieron una tregua, y acordaron esperar los informes técnicos que garanticen que los trabajos que Paraguay quiere realizar en la línea no afectarán la distribución de energía en Argentina.