Nuestra Señora de la Asunción de Acaraguá y Mbororé es la única advocación mariana surgida en las Reducciones Jesuíticas-guaraníes emplazadas en suelo misionero que aún se mantiene cuasi intacta. Además, este jueves es una fecha muy singular, ya que se celebra su fiesta patronal en La Cruz (Corrientes).
Lo que muy pocos saben es que esta Virgen fue tallada en madera por los propios guaraníes, tras un acontecimiento clave para la tierra colorada: la Batalla de Mbororé en marzo de 1641.
Por ello, y merced al aporte realizado hace unos años por la historiadora María Angélica Amable, integrante de la Junta de Estudios Históricos de Misiones, PRIMERA EDICIÓN se pudo adentrar un poco más en esta rica historia de la tierra colorada, poco difundida.
Amable relató que “pese a nacer en la frontera de lucha contra los bandeirantes, hoy esta Virgen une a pueblos de ambas márgenes del río Uruguay, de las fronteras de Brasil y Argentina. Además, es la Patrona de la ciudad de La Cruz, en Corrientes”.
Vale recordar que La Cruz fue fundada en 1630 con el nombre de Nuestra Señora de la Asunción sobre el arroyo Acaraguá, en el actual territorio de Misiones, por el sacerdote Pedro Romero, a pedido de caciques guaraníes que habían reunido a unas 350 familias en el lugar.
La reducción fue encomendada al padre Cristóbal Altamirano, quien la dirigió durante doce años. La Carta Anua (informe de los Jesuitas a sus superiores), narraba el fervor con el que los primeros pobladores se preparaban para recibir el bautismo y cómo cultivaron una especial devoción a la Virgen María.
Preparados para la batalla
“En Acaraguá y Mbororé las reducciones debieron organizarse militarmente para enfrentar un gran ataque bandeirante. Casi un año duraron los preparativos. La población se trasladó aguas abajo hasta Mbororé, en Acaraguá quedó sólo una partida para vigilar y allí, en febrero de 1641, ocurrió el primer enfrentamiento. Cuando llegó el grueso de la expedición, el ejército guaraní-misionero se había retirado a Mbororé”, relató la profesora de historia.
A lo que añadió: “El recodo del río fue el lugar donde esperaron a los paulistas para darles batalla. La contienda comenzó el 11 de marzo de 1641 y continuó por agua y tierra hasta el 16, inclusive, siendo los bandeirantes ampliamente derrotados. El puesto de Acaraguá fue destruido para que no sirviera de refugio al enemigo en su retirada y, tras la destrucción de Acaraguá, la población se reorganizó en Mbororé”.
Triunfo atribuido a la Virgen
La parte más importante de este relato es que “la victoria fue atribuida a la Patrona y, según la tradición, en agradecimiento tallaron la imagen de la Santísima Virgen con el título de Nuestra Señora de la Asunción de Acaraguá y Mbororé, colocándole los dos últimos nombres a los emplazamientos ubicados en territorio misionero. Hoy la imagen de la Virgen se conserva en la iglesia parroquial de La Cruz”.
Traslado al Sur
Asunción de Mbororé era la reducción más al Norte sobre el río Uruguay y muy vulnerable a las agresiones externas, sobre todo del lado brasileño. Esto motivó su migración al Sur, integrándose provisoriamente a Yapeyú, hasta 1657. Luego se ubicó en su sitio definitivo, donde el nombre de ‘La Cruz’ comenzó a usarse más.
“En La Cruz se edificó una iglesia de tres naves, que tenía varias imágenes en los ocho altares. Se destacaba en el altar mayor la escultura de María de la Asunción de Mbororé, que los había conducido a la victoria en 1641”, resaltó Amable.
Destrucción y repoblamiento
En el siglo XIX, el proceso de independencia, con las guerras por la conformación de los nuevos estados y disputas internas, afectó en forma profunda a todas las reducciones.
En enero de 1817, las fuerzas portuguesas del brigadier Francisco das Chagas Santos ocuparon La Cruz. No encontraron a Andrés Guacurarí, que se retiró con los pobladores, pero igual incendiaron y saquearon el pueblo. El 12 de marzo, tras un breve combate, Andresito recuperó La Cruz y luego los otros pueblos. Chagas huyó.
Pese a ello, el pueblo quedó despoblado y desorganizado y el Gobierno de Corrientes avanzó sobre él. Así, el 19 de abril de 1830 firmó con los delegados de La Cruz un pacto de incorporación a Corrientes y tras la anexión comenzó la repoblación.
“El Gobernador de Corrientes dispuso la reorganización de La Cruz y en primer lugar hizo construir una iglesia para reemplazar la destruida en 1817. La imagen de la Señora de la Asunción de Acaraguá y Mbororé fue resguardada por los pobladores del incendio y fue ubicada en un lugar central”, evocó Amable, quien ayer disertó en este histórico pueblo correntino, en la previa de los festejos patronales de la Virgen de Acaraguá y Mbororé.
Al comenzar el siglo XX, se inició la construcción del templo actual, que concluyó en 1936. Las fiestas patronales, celebradas con entusiasmo y devoción y presididas por la antigua imagen de la Virgen tallada en suelo misionero, fueron siempre un gran acontecimiento para el pueblo.
Por otra parte, Amable recordó que “en la década de 1960, el párroco de la iglesia impulsó un primer rescate del patrimonio jesuítico y desde 2007 el gobierno municipal realizó trabajos de recuperación y puesta en valor del mismo. La parroquia reconoce como su fundación la realizada en 1648, cuando todavía estaba ubicada en Mbororé”.
“Un factor que contribuye a mantener viva la tradición jesuítica en La Cruz es que este lugar, a pesar de la destrucción de 1817, nunca se despobló totalmente, concentró el resto de población misionera dispersa por las guerras y lo más importante es que conserva hasta el presente la imagen de la Virgen”, remarcó la historiadora.
(Publicado originalmente por PRIMERA EDICIÓN el 15 de agosto de 2019)