Las horas que se cuentan “minuto a minuto” son aquellas que pasan después de una cirugía de trasplante tan compleja como a la que se sometió Santiago Emiliano Pedrozo, el misionerito de ocho años que esperaba por un trasplante de intestinos y fue intervenido el jueves de la semana pasada.
Este lunes, tras 72 horas de salir del quirófano, su mamá Soledad Ponce comentó a PRIMERA EDICIÓN que se siente más tranquila porque no hizo fiebre dentro de las 48 horas, lo cual es una buena señal.
Ahora deberán esperar a que despierte por su cuenta y que su organismo dé muestras que aceptó el trasplante.
“Fue una cirugía de muchas horas, entró a las 3 de la tarde y salió a las 12 de noche. Fueron dos en una, ya que -por su misma patología- nos habían dicho que iba a necesitar un trasplante de estómago. Gracias a Dios no fue necesario ya que se lo operó para corregir el ensanchamiento que tenía”, contó la joven aún muy emocionada.
Soledad estaba esperando que despierte para que le saquen el respirador.
“Está consciente, le hablo y me sonríe, pero está muy sedado. Estoy a la espera de que despierte para ver cómo reacciona”, aseguró.
“Hoy (por ayer) ya va despertar, le van a dejar conectado a un respirador para que no haga mucho esfuerzo. Serán días largos y de mucha paciencia. Debe despertar para que el intestino empiece a funcionar por su cuenta”, detalló Soledad.
La espera de Santi, desde el diagnóstico hasta entrar en la lista de urgencias del INCUCAI fue de casi siete años y desde hace 4 están internados en el Hospital Italiano.
La semana pasada una familia donó los órganos de su hijo fallecido y brindó otra oportunidad al niño.