Luisa Báez firmó su condena a prisión perpetua. Reconoció que durante la noche del lunes 9 de agosto del año pasado, asesinó a su esposo de 64 años, el aduanero César Oscar Paganetto, de dos disparos calibre 38, en medio de una presunta discusión de pareja.
La sentencia, tras el acuerdo de suspensión de juicio abreviado propuesto por la fiscal (subrogante) Nora Beatriz Scotti De Bertoncini, fue homologado durante las últimas horas por los camaristas integrantes del Tribunal Penal 1 de Oberá, Amalia Lilia Avendaño, Francisco Aguirre y José Pablo Rivero.
La mujer de 72 años estaba acusada de un delito que comprende el máximo de pena del país, prisión perpetua. Por lo que el único beneficio por haber reconocido su culpa ante la acusación de “homicidio calificado por el vínculo y uso de arma de fuego” fue el de evitar la exposición pública en el banquillo en un debate oral.
La decisión de abreviar la salida fue analizada por Báez y su defensor particular Héctor Ariel Salguero. Vale aclarar que este padrinazgo legal obligó que se aparte de la causa la fiscal titular del Tribunal Penal 1 de Oberá, Estela Maryx Salguero de Alarcón, madre del abogado mencionado.
Por lo que la fiscal Correccional y de Menores 1, Nora Bertoncini, fue designada por subrogación y efectuó la propuesta.
La elevación a juicio fue llevada a cabo por la magistrada Alba Kunzmann De Gauchat, titular del Juzgado de Instrucción 1 de Oberá y al frente de la pesquisa, tras el requerimiento que en ese sentido presentó el representante del Ministerio Público, el fiscal Estanislao Bys.
Gauchat consideró suficientes los elementos de prueba que constaban en la causa para endilgarle una presunta responsabilidad penal a la encartada, quien durante la investigación y tal como lo había informado este Diario en septiembre pasado, se dijo inocente.
Durante aquella ampliación de indagatoria y bajo la representación técnica de la defensora oficial Teresa Gómez De Roth, la acusada aseguró que un “pistolero misterioso” había irrumpido en la vivienda de la pareja para abrir fuego sobre su marido. Sin embargo, del cúmulo de elementos recolectados por los detectives, para la Justicia aquello no se condijo con la verdad.
Al decir de la reconstrucción realizada por los investigadores, el 9 de julio, cerca de las 22.30, Paganetto y la viuda habrían protagonizado una más de tantas peleas de pareja que acabaron cuando la mujer abrió fuego. La posterior autopsia estableció que el hombre, quien trabajaba en el resguardo de la AFIP en el puerto de Alba Posse, recibió dos impactos de bala en el flanco derecho del abdomen.
La Policía pudo establecer que esos proyectiles salieron del cañón de un revólver calibre 38 largo, marca “Colt”, que era propiedad de la pareja y que fue encontrado oculto detrás de la mesa del teléfono, en la casa de la pareja, sobre calle Cabo de Hornos 3.210 casi Berrondo, en el barrio Villa Svea, noroeste obereño.
El hecho se pudo conocer luego que Báez llamara a un servicio de asistencia médica para que la trasladen, en virtud de que se encontraba con sus funciones alteradas.
Unos pocos minutos después, cuando era llevada a un centro asistencial, la acusada rompió el silencio y contó a los ‘ambulancieros’ que su marido había muerto.