Desde los objetos más básicos de higiene hasta la ropa y los cortes de cabello, las mujeres sobreviven en una sociedad donde el costo de vida se eleva para ellas. En eso consiste el denominado “impuesto rosa”, una diferencia presente en los mercados mundiales que genera discusiones sobre la brecha que existe entre los productos de consumo masculino y femenino. Aunque la mayoría no se tome el tiempo de reflexionar al respecto, en las góndolas misioneras los artículos con la etiqueta “fem”, o simplemente al ser de color rosa, poseen precios que aumentan en comparación a lo destinado a los hombres.
La desigualdad de género no solo se nota con fuerza en el ámbito laboral, donde las mujeres ganan un 23% menos que los hombres y donde aún los puestos jerárquicos son casi exclusivamente masculinos, sino también en otros gastos cotidianos que terminan impactando en su economía. Cuando van al supermercado, por ejemplo, pagan más de un 10% que ellos por el mismo producto. A este sobreprecio fijado por la industria mundial y a la que no escapa la industria nacional, se le llama impuesto de género.
En ese contexto, PRIMERA EDICIÓN recorrió algunos de los principales centros comerciales posadeños para verificar la diferencia presente. Aunque en algunos casos las marcas optaron por acortar las distancias entre los precios de los artículos, aún es evidente que comprar una maquinita de afeitar, conseguir mochilas para niñas o indumentaria femenina requiere una mayor inversión. Eso sin nombrar el costo extra en productos de cuidado personal que las mujeres deberán adquirir durante toda su vida, desde toallitas femeninas, tampones, pasando por maquillaje, perfumería y tinturas para el cabello.
El caso más emblemático está presente en las maquinitas de afeitar donde, según la marca, los paquetes para los hombres con cuchillas triples reforzadas cuesta desde los $63; en tanto que para las mujeres el mismo producto ronda los $77 y la variación entre ambos se da más que nada en su color y empaquetado. Lo mismo sucede con los paquetes triples, que para el público masculino arranca en $133 y en el caso de las mujeres, se eleva a unos $166.
Los productos como desodorantes a roll on estabilizaron su costo y sólo en algunas marcas puede encontrarse variantes en precios que saltan de $76 a $88 para la versión femenina de un mismo artículo. Escudándose en una supuesta sensibilidad extra en líneas de cuidado intensivo del cuerpo, los talcos femeninos pasan a costar $118,40, mientras que los otros diseños con las mismas propiedades arrancan en $99,90.
Todo aquello destinado a un público infantil tiene un particular incremento, comenzando desde las colonias de reconocidas marcas las cuales para los niños cuestan desde $246, en tanto que las versiones para niñas los perfumes arrancan ya en un precio de entre $320 y $330. Particularmente en artículos escolares las diferencias están marcadas en todo aquello que lleve el color rosa o presente diseños de princesas de dibujos animados; tal es el caso de las mochilas cuyos diseños pensados para varones comienzan a un costo de $400 las más accesibles y se disparan en el precio para las niñas que rondan los 4640 y llegan a los $3.600 para los productos más costosos.
Por otra parte, las deseadas mochilas escolares con carrito para niños se consiguen en ofertas de $990 y van hasta los $1800; mientras que para las de niñas los montos más accesibles inician en $1.300 y se eleva unos $2.654, por productos revestidos por colores viven y agregados brillantes.
Las princesas, más caras que los héroes
Algo llamativo sucede en materia de juguetes, donde por el solo hecho de tener un color rosa o apuntar a las “heroínas de las niñas” le agrega otro valor a los artículos que no poseen tantas diferencias en el uso o las piezas que lo conforman. Tal es el caso de objetos como los rompecabezas, donde algunos diseños de princesa cuestan $497, en tanto el de los varones, que incluso traen hasta seis escenas para armar, arrancan desde los $399 y tienen la misma utilidad.
Cabe señalar el caso de los disfraces. En ese sentido y con los festejos patrios recientemente celebrados, conseguir un traje de dama antigua para el 25 de Mayo resultó de una inversión considerable para los padres. A pesar de conseguirse opciones de confección o alquiler en redes sociales, cuyos precios rondaban los $400, los disfraces para los varones tenían un costo menor ya que un traje de dama antigua podía conseguirme desde los $600 hasta los $2.000, con armados más recargados y detalles más realistas, tal como lo exigen para ser parte de las representaciones en los actos escolares.
El “costo” de ser mujer
Al salir a las calles, las vidrieras se visten de un panorama similar en esta distinción entre lo femenino y masculino. Desde los artículos más pequeñas, como las billeteras, encontramos que los diseños de hombres arrancan en 350 $ y para las mujeres van desde 360, 550, 445, hasta 660 pesos, con muy poca variabilidad en tamaños o diseños, donde la mayoría se diferenciaban sólo por los colores.
En materia de indumentaria, las mujeres llevan las de perder. En algunas cosas de ropa, los jeans o pantalones femeninos inician su costo en $1.300, en tanto que para los hombres cuestan $1.200. Aunque las ofertas por la temporada varían según las casas de venta, algunos vendedores optaron por elevar los costos en cerca de un 50 %. Los calzados por ejemplo, los borcegos para mujeres cuestan un promedio de $1.800, mientras que los de hombres tienen descuentos que van desde los $990.
Otro valor agregado en el costo de ser mujer, lo representa las inversiones mensuales relacionadas con el aseo personal y el cuidado de la imagen, presente desde la adolescencia hasta la vejez. Entre los productos que son necesarios se encuentran las toallitas femeninas, tampones, medias finas; a lo cual hay que sumarle el maquillaje y las tinturas, que si bien no se renuevan todos los meses, es un gasto presente en los bolsillos de las damas.
En ese sentido, durante el ciclo menstrual renovar una toallita se hace al menos tres veces al día, por lo cual muchas optan por adquirir productos de buena calidad. En los mercados capitalinos los packs de 20 unidades de primeras marcas rondan entre los $668; los productos con menos unidades, las de 8 y 14, cuestan entre $376 y $699. No obstante, existen otras marcas que cuestan desde los 80 pesos. En tanto las tinturas para cabello, los productos más accesibles están en el orden de los $62 y el precio se eleva hasta los 199 y 235 pesos.
En el país
La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) presentó un análisis sobre la presencia de este “impuesto rosa” en las góndolas del país. En el estudio detectaron que aún existe el sobreprecio en productos femeninos cuando las características del mismo son similares a las que apuntan a los hombres.
Para obtener esos resultados, durante enero de 2019, se relevaron 515 puntos de venta de todo Argentina, para comparar 14 productos de 5 tipologías con la conclusión de que los productos destinados a las mujeres cuestan un 11,35% más que la versión masculina.