El titular de la Asociación Misionera de Agencias de Turismo, Héctor Dopazo, explicó a PRIMERA EDICIÓN que en los viajes estudiantiles “es muy importante que los padres, antes de asumir un compromiso con una empresa, de firmar un contrato, se instruyan y se informen acerca de cuáles son los requerimientos que deben plantearles. De hecho que, si están habilitadas por el Ministerio de Turismo de la Nación, deben tener toda la documentación en regla pero así mismo hay que verificar que todo esté vigente”.
También Dopazo recalcó que “los padres deben exigir el pago de la denominada ‘Cuota Cero’ que realiza la empresa organizadora del viaje, consistente en un fondo fiduciario que garantiza el cumplimiento de la prestación del servicio. Si por algún motivo la empresa no cumple, el Ministerio de Turismo de la Nación actúa y brinda los servicios para el grupo que contrató el viaje utilizando ese recurso”.
Más adelante detalló que “en Posadas son diez las agencias habilitadas para turismo estudiantiles que deben consultarlas en la página del Ministerio de Turismo de la Nación, donde hay teléfonos, mail y otras direcciones en las que pueden evacuar todas sus dudas o también realizar denuncias si correspondiera. En el interior de Misiones también hay agencias habilitadas”.
En cuanto a los viajes de quince años, Dopazo dijo que “no hay un marco regulatorio específico para los viajes de quinceañeras y es diferente a lo del turismo estudiantil donde está más reglamentado y hay más detalles. En el tema de viajes de quince años es mucho más amplio y queda sujeto al contrato entre las partes”.
Por otro lado, y de acuerdo a su experiencia de haber trabajado durante varios años en turismo estudiantil, aunque aclaró que actualmente se desempeña en otro segmento, Dopazo dijo que “los padres se involucran hasta el momento del pago y, por lo general, los que deciden son los chicos porque hay todo un trabajo de marketing, promociones y ofertas por parte de las empresas que terminan inclinando la decisión final”.
Luego agregó que “los padres deberían involucrarse más en el viaje, acompañar a sus hijos y verificar que todas estas cosas que las empresas se comprometen a brindar, tengan asidero”.
Privilegios para algunos
Romina M. acompañó todo el proceso del viaje de su hija a Bariloche quien, junto a su grupo de amigos de una escuela pública, compartió el colectivo con chicos de otras escuelas.
“Tuvimos muchas dudas en la previa y durante el mismo viaje porque de la escuela de mi hija Juana solamente pudieron viajar ocho, más que nada por el tema económico. Nosotros fuimos a las reuniones de las empresas, tratamos de incentivar a los otros chicos para juntar fondos y, así, solventar parte del pasaje, pero muy pocos se engancharon”, contó Romina.
Al ser un número acotado de alumnos, Romina admitió que “tuvimos la sensación que estábamos en manos de la empresa casi por completo porque no tuvimos mucha onda con los otros padres de los grupos de las otras escuelas. Y algún planteamiento que hacíamos no tenía el mismo peso. Por ejemplo, a la hora de aceptar la fecha de salida, nunca te ponen un día o mes fijo porque, cuando firmás el contrato, te dicen temporada alta entre tal y tal mes. Pero te queda la sensación que hay colegios o provincias con privilegios, porque justo cuando está nevando en esas fechas no te toca, o te cambian y tenés que aceptar, no te queda otra”.
También esta madre apuntó que “mi hija y sus compañeros se divirtieron, la pasaron bien, pero lo extraño fue que los cuatro o cinco grupos del contingente no se integraron, cada uno anduvo por su lado. Tuvieron un percance en el que debieron emplear el fondo de garantía para pagar por una ventana del hotel que ellos afirman que estaba dañada cuando llegaron, pero no les quedó otra que poner un poco de plata a cada uno y les salió mucho más caro de lo que sale una ventana de ese tipo”.
Para Romina “es fundamental que los padres les hablen a los chicos, que entiendan el peligro que representa emborracharse, de tener relaciones sexuales sin cuidarse si llegara a darse porque no se trata de descontrolarse por ser el viaje de fin de curso. Los coordinadores cumplen su trabajo, no están para hacer de padres, siempre habrá algunos más capaces que otros como en cualquier profesión. Al menos de los que fueron desde acá no tenemos quejas, según los chicos los atendieron bien”.
“Los padres deben acompañar a los chicos”
José M. es uno de los padres cuyo hijo viajó en séptimo grado a Carlos Paz (Córdoba), relató cómo fue su experiencia a la hora de tomar esa decisión. “Lo que más nos inquietaba era la seguridad de los chicos porque las empresas te ofrecen un programa pre-establecido, puede variar de una a otra en forma mínima, pero queríamos saber por sobre todo quiénes los iban a acompañar”, dijo.
Explicó que tuvieron varias charlas, “les pedimos conocer a los coordinadores y ellos accedieron sin ningún problema a mostrarnos las habilitaciones de los mismos para desempeñar esa función. Nos informamos de lo que podíamos exigirles, en el buen sentido, y también acordamos con los otros padres que sí o sí debían viajar por lo menos dos para acompañarlos porque, si bien uno los va conociendo en las reuniones previas, siempre es necesario el apoyo de un padre, una madre o un docente”.
Para José la experiencia resultó positiva porque el contingente disfrutó de todo lo que les habían prometido, pero advirtió que “si bien fueron detalles menores, los padres que viajaron debieron ayudar o intervenir en más de una ocasión, controlando que los chicos le hagan caso a los coordinadores, en el orden y llamándoles la atención que cuiden sus cosas, sus pertenencias, porque la mayoría casi siempre olvidaba alguna gorra, o abrigo en cada actividad. Claro que hay chicos más responsables que otros, pero está claro que necesitan contención, no se los puede dejar solos por más buena onda de los coordinadores”.
“Es difícil controlar si beben alcohol”
Para Roxana G. el tema del consumo de alcohol en el viaje a Bariloche “es complejo y yo lo viví porque acompañé a mi hijo. A los menores no les venden pero al haber colegios técnicos que tienen hasta sexto año casi todos tienen 18 años, o si son del sistema tradicional siempre hay un repetidor o quien cumpla años después de junio y llegan a quinto siendo mayores. Así, pueden comprar y tomar cuando se les antoje e invitan a otros chicos en un descuido de los coordinadores”.
Además, la madre comentó que “a nosotros nos pasó que no tuvimos ningún incidente pero en el mismo hotel había una delegación de chicos de otra provincia y de la misma empresa a los que les llamaron la atención en reiteradas ocasiones porque algunos llegaban aparentemente tomados y generaban disturbios. Eso lo planteamos porque en ese estado se cruzaron con nuestros chicos y chicas y más de una vez tuvieron que intervenir los coordinadores y los padres para que no pase a mayores”.
Roxana destacó que “el viaje es toda una aventura y allí influyen un montón de factores a favor o en contra para que todo salga bien. Uno trata que no se le escape ningún detalle del contrato, de los coordinadores, del estado del colectivo, de los choferes, del hotel, las comidas, las excursiones, los boliches, hay que estar atentos a todo. Donde falla un eslabón de esa cadena puede empezar a caerse todo y lo que uno pagó con mucho esfuerzo, porque no sale nada barato, termina siendo una pesadilla. Como padres hay que tener mucha paciencia, acompañar a los hijos por más que parezca que ya son grandes, pero desde el lugar que corresponde y sin avasallarlos, que tomen ellos sus decisiones, estar como respaldo, por ejemplo, ante un incumplimiento de contrato, o algo que escape a su capacidad de resolverlo por sus propios medios”.