En la tierra colorada, la impulsa un funcionario de segunda línea de la Nación que pretende plantar semillas transgénicas en 25 mil hectáreas (para tener una idea, es casi el doble de lo plantado de yerba mate).
Pero en Entre Ríos, el presidente Mauricio Macri, con mucho desconocimiento que le valió fuertes críticas, se puso en un acto público a cuestionar a la Justicia de esa provincia por prohibir las fumigaciones aéreas a menos de tres mil metros a la redonda de las escuelas rurales (hay más de 800 en esa provincia) y a menos de mil metros si la fumigación es terrestre.
¿En qué se parecen las peleas? En la férrea oposición que tienen decenas de misioneros y pares enterrianos contra el uso de agrotóxicos. Si prospera la llegada de maíz transgénico a Misiones, el impacto a la salud como al ambiente por su uso en las 25 mil hectáreas sería muy duro de superar.
Increíblemente, vaya a saber por qué razones, el Gobierno de Cambiemos se volvió el principal promotor-operador de multinacionales que ganan fortunas con los agrotóxicos. Al punto de que Macri acusó de “poco serio” el fallo de la Justicia de Entre Ríos por cuidar la salud de los niños y docentes que asisten a las decenas de escuelas rurales.
Claro que, en lugar de hablar de agrotóxicos, el Presidente dijo “fertilizantes”. Y alegó que esa medida judicial (otro poder en el sistema republicano) afectaba a los productores… ¿Y a los “fumigados” en las escuelas?.
“En primer lugar, destacamos la profunda ignorancia -y falta de escucha real a los productores- del Señor Presidente en la materia, puesto que lo que la sentencia judicial por él aludida restringe es el uso de los agrotóxicos, no de los fertilizantes”, expresó la Red de Abogadas y Abogados por la Soberanía Alimentaria (REDASA) tras el discurso presidencial. Una lamentable posición de quien dice representar al pueblo argentino.