Antonella Rocío Bernhardt, de 27 años, fue hallada desangrada por un estocada en la garganta este jueves al mediodía en la chacra 179, zona de la Bahía El Brete.
Viviana González (68) es paraguaya y vive al lado del departamento que alquilaba la víctima fatal en la zona de El Brete. Visiblemente congojada por lo sucedido, en diálogo con Primera Plana que se emite por la 89.3 M Santa María de las Misiones relató cómo fueron los momentos en los que grabaron con un teléfono celular al ahora detenido, antes de que escapara del departamento.
“Yo no fui la que escuché, me avisaron las chicas estudiantes que también están en el edificio. Me dijeron que escuchaban golpes en la pared y quejidos. Subí y estaba la ventana abierta. Con coraje se me ocurrió filmar porque vaya saber qué nos hacía a las dos mujeres que estábamos ahí arriba”.
“Cuando miré estaba el hombre adentro. Le dije ‘llámele a Antonella’. Pero adentro ya no había ruidos. Ahí supuestamente él le llamó. ‘Antonella, acá la señora quiere que vengas’. Él vino otra vez hacia el frente pero claro, ella ya estaba muerta”, dijo la vecina.
Según lo que el video muestra, después el joven se acercó a la puerta y le dijo a Viviana que había tenido “una pelea nomás”. “Boluda no puedo abrir, abrime vos” llega a escucharse, como si adentro del departamento no hubiera ocurrido nada.
“Le hablaba como si ella estuviera sentada en la cama. ‘No puede venir porque está desnuda’, me dijo. Que se tape con algo y que venga, le dije. ‘No porque tiene vergüenza’, me respondió”.
“A pesar de eso yo la llamaba, Antonella vení. No había caso. Entonces le invité al muchacho a que salga porque él no era inquilino y le pedí la llave. Era una persona terrorífica, ya la había matado”, subrayó compungida la vecina.
“Cuando se fue, la chica que estaba conmigo me dijo, ‘Antonella no habla, no se mueve’. Entonces entramos las dos juntas y la vimos degollada y con una almohada arriba de la cabeza. Después mi hija llamó al 911, vinieron los médicos. Pensamos que todavía se podía salvar pero ya era tarde”.
Muy triste, luego de haberla conocido durante dos años, que fue el tiempo que ella alquiló en el lugar, la señora recordó a Antonella como “una chica divina y luchadora”.
“Ella quería quedarse en Posadas. Se puso muy contenta cuando se recibió y más cuando consiguió trabajo en el catamarán. Siempre hablaba conmigo. Era como una hija para mí, lloro por no haber podido salvarla”, cerró Viviana González.
Testigo
PRIMERA EDICIÓN también dialogó con un vecino que llegó a entrar a la habitación donde estaba muerta Antonella.
Se preserva su nombre porque fue testigo de las labores periciales posteriores pero señaló que el departamento de la joven no estaba desordenado y que no había rastros de un robo.
Vio a la joven tirada ya sin vida, e indicó que no vio ningún cuchillo al lado del cuerpo, sí, en el baño. Éste estaba en el lavatorio sin manchas de sangre, pero bajo la canilla, la cual se encontraba abierta.
Una muerte más, otra mujer
El turno esta vez fue para Antonella Rocío Bernhardt, de 27 años que juntaba cada peso para vivir trabajando como moza y asistente en el servicio turístico del catamarán que recorre el río Paraná frente a las costa de Posadas y Encarnación.
Antonella perdió la vida en pocos segundos, se desangró en el piso de su cuarto con un cuchillo incrustado en la garganta, tal vez el mismo que su victimario habría limpiado en el lavatorio del baño tras cometer el macabro crimen y antes de escapar, todo indicaría, protagonizando la secuencia que quedó registrada por el teléfono celular de una vecina, cuya familia es propietaria de los departamentos donde residía Bernhardt (sobre Comandante Miño 980 frente a la Bahía El Brete, en la chacra 179).
Por el crimen hay un sospechoso detenido, de 29 años e identificado por la Policía como Cristian Daniel Vargas, de nacionalidad argentina y brasileña. Nació en Porto Soberbo, pero se crió en la otra orilla del río Uruguay, en El Soberbio.
Vargas fue atrapado a pocas cuadras del lugar donde se produjo el presunto femicidio. Salió entre las malezas frente al edificio de Prefectura Posadas sin remera, con un bolso morral cruzándole el pecho, pantalón y zapatos. Fue detenido a cincuenta metros por uno de los móviles de Infantería de la Policía que formaban parte del cerrojo, junto a los efectivos de la seccional Decimosexta y los investigadores de la Dirección de Homicidios.
De acuerdo a las fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, Vargas y Bernhadrt no llevaban más de diez días de haberse conocido, el primer contacto lo tuvieron en una fiesta en el salón de eventos en el que trabaja el aprehendido como fotógrafo y a partir de ese día habrían entablado un diálogo que, en ningún momento, apuntó a un desenlace similar.
Vecinos señalaron que nunca vieron al sujeto del video que se viralizó ayer y que fue tomado por la mujer de 68 años, madre de la propietaria de los departamentos, uno de los cuales alquilaba a Antonella. Fue quien tras escuchar ruidos en el primer piso subió junto a su nieta adolescente y golpearon la puerta para saber qué había ocurrido.
Siempre en la línea de lo que indica el registro, Vargas se asomó por una ventana y recibió el reclamo por la integridad de Antonella. De inmediato y con evasivas el joven abrió la puerta, salió y la cerró con llave con la advertencia que iría por comida y retornaría.
La mujer no dejó que se llevara las llaves y el sospechoso bajó las escaleras y se alejó.
De inmediato ingresaron y se toparon con el cruel escenario. Antonella en el piso en medio de un charco de sangre, sin signos vitales y con la lesión en el cuello, desgarrado por los dientes del elemento que, se presume, fue el utilizado.
Alertaron al 911 y arribaron en pocos minutos efectivos de la Decimosexta y de Homicidios, que iniciaron el rastrillaje porque a pie sabían que el sospechoso no llegaría muy lejos.
Tras atraparlo se determinó que al encuentro con Antonella llegó en colectivo antes de las 13. Que juntos habrían tomado tereré y que, la hipótesis lo señala, podría haber ofrecido a Antonella tomarle imágenes fotográficas, iniciar una secuencia pidiéndole que se quitara la ropa e intentar abusarla. La joven se resistió al acto sexual, se defendió como pudo, comenzó a gritar y en el forcejeo le hincaron el cuchillo en el cuello.
Si bien todo es materia de observaciones, testimonios y evidencia. El video grabado por la vecina resultaría determinante para probar la flagrancia. Hasta simuló el sospechoso entablar un diálogo con Antonella antes de retirarse para intentar escapar sin que sospecharan tamaño final.
Lo que resta en materia pericial corresponde al análisis de los registros en la cámara fotográfica secuestrada a Vargas, los celulares de ambos y recoger la mayor cantidad posible de testimonios.
Hasta el momento la formalidad indica un caso a investigar como “homicidio”. Pero cabría la pregunta: ¿Por qué en las discusiones las mujeres son las que terminan lastimadas o muertas?
Tal vez la respuesta apuntaría a un femicidio: por la violencia de género, por el sometimiento histórico de tomar, agarrar, violar y también matar. Y porque a los hombres, en general, no les ocurren desgracias similares. No corren los mismos riesgos, no son degollados por una mujer.