En medio de la euforia generalizada por haber recuperado la soberanía sobre las Islas Malvinas, durante los primeros días de abril de 1982 un equipo de la emisora estatal misionera voló hacia el archipiélago, por expreso pedido del Gobierno nacional, para instalar allí una estación de televisión. Los técnicos: Casiano “Chano” Carvallo (65), Danny Jorge Patzer (60) y Heriberto Rodríguez, los periodistas Carlos Ojeda Garbett (70) y Miguel Barbero, el camarógrafo Eduardo Díaz, y el secretario de Información Pública de la provincia, Luis Pérez, fueron de la partida. Un avión Aravá trasladó al grupo humano y los insumos hasta Comodoro Rivadavia, desde donde siguieron viaje en un Hércules comandado por el mayor Carlos Eduardo Krause, oriundo de Oberá, derribado posteriormente.
A punto de cumplirse 37 años de la gesta, Carvallo recordó que en ese momento “sentíamos que estábamos haciendo algo muy positivo para nuestra Patria, que además de recuperar las Islas y consolidar la soberanía, había que poner una estación que difundiera programas argentinos, en nuestro idioma. Para nosotros significaba una contribución, no una orden”. Y narró la manera en que se inició esa semana, sumamente “intensa”.
De acuerdo al ingeniero en comunicaciones, en medio de la efervescencia en la ciudadanía, el domingo 4 , Canal 12 organizó “una especie de teletón”, que arrancó a las 12 y terminó a las 22. Fue en el Instituto del Deporte, se recibían las donaciones para los soldados y se canalizaba “todo lo que la gente estaba viviendo, porque era algo muy reciente”. En el transcurso de ese programa recibieron información desde el Comando en Jefe y el Teatro de Operaciones de Malvinas (TOM). Daba cuenta que pretendían instalar una estación satélite del Plan Soberanía y una estación de televisión, “y consultaban a todas las provincias si había alguna estación que todavía no estuviera instalada y que pudieran disponer”. En caso de fabricarla, se tardaría 30 días. Canal 12 tenía tres repetidoras de alta potencia en 2 de Mayo, Cruce Caballero y Puerto Iguazú pero había municipios como Eldorado, Bernardo de Irigoyen, El Soberbio, que eran “conos de sombra” y “había que poner estaciones más chiquitas para poder cubrir con señal de televisión”.
En el depósito del canal estaba la estación de Eldorado completa (transmisor, antena, cable coaxil) lista para instalar y con cobertura de un radio de diez kilómetros. El equipo misionero ofreció la suya, que carecía de los elementos de estudio como cámaras, videograbadoras, correctores de base de tiempo, isla de edición. Luego supieron que serían provistos por Argentina Televisor a Color (ATC). El lunes 5, organizaron y decidieron quienes viajarían.
La Dirección de Aeronáutica dispuso uno de los dos aviones existentes en la provincia, subieron la carga de casi una tonelada -dispuesta en un pallet- y el martes 6 partieron hacia Buenos Aires, donde hicimos una escala técnica para reaprovicionar combustible y verificar la aeronave. Luego siguieron viaje a Bahía Blanca y, más tarde, hasta Comodoro Rivadavia.
Allí les comunicaron que no podían seguir con el Aravá (piloteado por Cardozo, que llevaba a Dos Santos como ingeniero de vuelo) porque salir de continente implicaba estar bajo el espacio aéreo militar y “se necesitaban transponders y códigos para poder acercarse a las Islas”. Las órdenes fueron que se bajara la carga a fin que fuera transportada “por el puente aéreo.
A través de ese espacio, los Hércules volaban de forma permanente para aprovisionar a las tropas y transportar lo que requería el TOM”, explicó Carvallo, que se desempeñaba como gerente técnico del canal desde diciembre de 1978 y al momento de la “odisea” tenía 28 años. Tras casi tres horas de vuelo, los misioneros llegaron a las Islas el miércoles 7 por la tarde, y se alojaron en una vivienda. El Jueves Santo empezaron el armado, con la asistencia de dos soldados, que ayudaban con las tareas más pesadas.
“Trabajamos de corrido, incluso el Viernes Santo, y el sábado por la mañana estuvimos en condiciones de probar la primera emisión, que resultó un éxito. Ojeda Garbett tuvo palabras en la apertura. Fue la primera voz argentina que se difundió en esa estación de televisión. Luego arrancó ‘60 Minutos’, el programa grabado de José Gómez Fuentes en el que Nicolás Kasanszew hacía de corresponsal, y con quien también compartimos momentos en las Islas. Mientras tanto, en la oficina de correos y de forma gratuita se entregaban televisores Talent a todos pobladores. Se había un hecho un censo y la fábrica que estaba emplazada en Tierra del Fuego los donó y se repartía a los residentes, uno por casa.
Dejaron la estación funcionando y por noche “fuimos invitados a cenar por unos lugareños. Fue la única comida caliente desde que salimos de Bahía Blanca hasta que regresamos al continente. Nos manifestaron su agradecimiento por la estación de televisión porque era algo que siempre solicitaban al Gobierno británico, que nunca había atendido su pedido. Es que con lo único que contaban era con cintas grabadas y tenían una especie de videoclub que era de donde las sacaban para proyectarlas”.
Al otro día asistieron a la misa de Pascuas de Resurrección junto a los soldados destacados en el centro de Malvinas y al finalizar la celebración les anunciaron que a la media tarde “nos iban a evacuar porque al otro día, el lunes 12, a las 8, vencía el plazo que había impuesto el Gobierno de Gran Bretaña para iniciar las acciones bélicas. Vino un avión de Lade (una línea del Estado existente en el Sur) para retirar a todos los civiles”. Regresaron al continente el domingo de Pascuas cerca de las 19. Descansaron, y al día siguiente emprendieron el regreso con el Aravá, haciendo escalas hasta llegar a Posadas. “Esa fue nuestra experiencia”, dijo al finalizar el relato quien aspira a volver como turista y ver qué es lo que pasó. Y aclaró que en ese momento “fue una acción, fue como contribuir nuestro granito de arena para poder recuperar las Islas.
Partimos con el convencimiento que teníamos todo. Que son nuestras y que se las había recuperado. No teníamos la sensación que sería por un tiempo finito. Sentíamos que estábamos haciendo algo positivo para la Patria”.
Historias que erizan la piel
Danny Patzer es técnico superior en electrónica. Recordó que a las 10 del lunes 5 “nos avisaron que a la noche teníamos que estar volando. No hubo tiempo ni para llevar ropa para afrontar ese clima. Frío es lo que más pasamos porque trabajamos por la noche con una sensación térmica de entre 10 y 8 grados bajo cero. Y nosotros con ropa de Misiones”. Con apenas 22 años, “para mí fue terrible” pero asegura que “lo que trajimos desde allá es un alto espíritu patriótico. Vemos lo que ocurre ahora, que los políticos se matan, la falta de honestidad, de moral, y todo eso lo traes magnificado de allá. Te das cuenta que hubo gente que entregó la vida por la Patria y hoy vemos que por la Patria no se puede entregar ni siquiera el trabajo”. Esos son los conceptos que “comparto a mis hijos”. Cuando se habla de la Patria, “hay que acordarse de toda esa historia. Hay que dejar el legado a las nuevas generaciones, pero por sobre todo a los gobernantes”.
A su entender, la gente “lo vivió como un partido de fútbol. Éramos los únicos que habíamos entrado y salido. Nos hicieron notas en los medios, entre ellas, el canal Encuentro. Hay historias que son para hablar horas. Malvinas es un hermoso lugar de la patria. Me gustaría volver y recorrerlo porque traje muchos recuerdos”. Confió que adentro del Hércules llevaban tanques y que compartieron el vuelo con gente que iba a la guerra muy emocionada. “Había un sargento que decía: ‘vamos a bajar en Malvinas y directamente vamos a ponernos en posición para atacar a esos ingleses’. Conducía una tanqueta Citröen con ruedas grandes y cuando salió del aeropuerto se empantanó a 1.500 metros porque se olvidó que había turba. Esos móviles no eran para el terreno. No podíamos entender esas fallas logísticas”.
Quien ingresó a Canal 12 en mayo de 1978 rememoró que cuando iban hacia Puerto Argentino y a raíz del campo minado “era impresionante el trillo que se tenía que hacer sin salirse de la ruta, veíamos las casamatas antiaéreas. A la noche, mientras estábamos en plena tarea, había un lanzamisiles a un costado y el radar giraba constantemente y se activaba. No se veía nada porque avanzaba la niebla, y no sabíamos nada de nada. Cuando fuimos teníamos conocimiento del submarino nuclear cerrando el área de las 200 millas. Cruzamos por arriba. No habían dado la orden y no era la hora porque sabíamos que fuimos detectados. Entramos en la zona de exclusión y sabían todos nuestros movimientos”.
Señaló que el viaje de ida duró 2,40 horas. “Eso fue lo que tardamos en cruzar desde Comodoro Rivadavia” en el Lockheed C-130 Hércules (TC-63) comandado por el mayor Krause, que fue derribado por una patrulla aérea de combate el 1 de junio de 1982. “Fue un vuelo lento, muy bajo, sentados sobre minas que si bien no tenían el detonante, eran explosivos. El resto del equipamiento se completaba con combustible, armamentos, tanques de guerra, bolsas de cebolla y cosas así”.
Ojeda Garbett es periodista pero debió ingresar a las Islas como técnico porque no permitían el acceso a los trabajadores de prensa.
“La tarea periodística fue de casualidad porque no estábamos habilitados. Tenía que decir que era técnico”, contó. “A la semana nos fuimos. No vimos el conflicto pero sí a los soldados que estaban alrededor, acampando, que nos daban leche, mate cocido. Estaban listos para participar de la guerra. Eran colimbitas que no tenían ropa de abrigo”, lamentó quien formó parte del canal seis meses después que saliera al aire. Contó que para las filmaciones se usaron seis casettes de 20 minutos y que parte del material fue divulgado a través de ATC.
Aseguró que el periodista de antes desarrollaba “un trabajo más sacrificado, sufrido” y recordó coberturas como la visita del papa Juan Pablo II a Brasil y la inauguración del puente internacional “Tancredo Neves”, que une Iguazú con Foz.