El ingeniero agrónomo, Javier Souza Casadinho, quien integra el Movimiento Agroecológico de América Latina y El Caribe (MAELA), se mostró preocupado por la decisión del Gobierno nacional de avanzar con la instalación de cultivos con maíz transgénico en la Zona Norte de Misiones.
En este sentido, recordó que en Argentina se practican estos tipos de cultivos desde el año 1996, y advirtió que los transgénicos “no cumplieron con ninguna de las promesas que se hicieron sobre su uso”.
“Hace más de 25 años que están los transgénicos en el país y no trajeron ningún beneficio. No se aumentaron los rendimientos, no se mejoró la alimentación, no se bajaron los costos de producción y se disminuyó la biodiversidad biológica”, detalló el experto a PRIMERA EDICIÓN. Asimismo, destacó que “los cultivos de maíces convencionales con un buen manejo y un correcto abonado de suelo, pueden rendir igual o más que los transgénicos”.
¿Qué riesgos trae la instalación de cultivos transgénicos?
Los cultivos transgénicos están en Argentina desde 1996, y en el caso específico del maíz transgénico desde el año 97. Se trata de una planta que fue modificada genéticamente, es decir, que se le introdujeron genes de otras especies. En el caso del maíz se implantaron genes de una bacteria, lo que le permite a la planta expresar características que antes no poseía para resistir a los herbicidas y a algunos tipos de insectos. Cuando hablamos de transgénicos tenemos que ver el contexto en el cual estos se van a utilizar.
En Misiones, por ejemplo, tenemos que pensar en la diversidad biológica y en la diversidad de cultivos, porque generalmente los transgénicos van aparejados de dos elementos: el primero es la deforestación de los bosques para dejar tierra libe para los cultivos, y el segundo es que siempre van acompañado de un paquete tecnológico, con herbicidas e insecticidas.
Entonces, la discusión que tenemos que dar dentro del territorio de Misiones es fundamentalmente sobre los efectos que el uso de estas tecnologías ocasionarán a la diversidad natural, a la cultivada, y de cómo esto promoverá la deforestación, el desgaste de los suelos por los cultivos intensivos, además de la necesidad de aplicar fertilizantes, herbicidas, insecticidas y fungicidas. En México, Uruguay, y en varios países de América Latina, tenemos la experiencia de plantas transgénicas que han contaminado a plantas tradicionales de maíz.
Ante este panorama, ¿por qué se avanza con este tipo de cultivos en Misiones?
Todos los que planifican con este tipo de tecnologías piensan en el desarrollo de algún lugar o en favorecer las condiciones de vida de las personas. Lo que se espera con el maíz transgénico es que al aumentar la superficie de cultivo, haya más producción, más trabajo, y más posibilidades de ingresos con estas actividades.
Pero desde mi mirada, esto es un error, ya que la experiencia nos demuestra que en 25 años de investigación sobre los transgénicos en la Argentina, no se ha producido nada de esto. Sí se pudo producir más, ya que se aumentó la superficie de siembra, pero como muchas veces las maquinarias que se utilizan son de una gran escala, los pequeños productores terminaron vendiendo sus predios para que otros los produzcan. No son actividades que generen más demanda laboral en general, las semillas son caras, y tienen un gran impacto a nivel social, cultural y ambiental.
En un análisis que realizamos sobre los cultivos transgénicos en Argentina que se incorporaron en el año 1996, hace más 25 años, pudimos ver que ninguna de las promesas que se hicieron en ese momento sobre su uso se cumplieron. Se decía que se iba a terminar con el hambre en Argentina y hoy vemos que eso no fue así; se decía que se iba a reducir el uso de plaguicidas y es al revés.
Yo no estoy en contra de las tecnologías en general, me parece que necesitamos de ellas y de su incorporación, pero tenemos que revisar qué tipo de tecnologías vamos a incorporar. En este caso, el maíz transgénico ni en Argentina ni en el mundo ha cumplido con alguna de estas promesas. Hace más de 25 años que están los transgénicos en el país y no trajeron ningún beneficio. No se aumentaron los rendimientos, no se mejoró la alimentación, no se bajaron los costos de producción y sí se disminuyó la biodiversidad.
¿Existen alternativas?
Hay otras posibilidades para desarrollar la provincia. A lo mejor hay que producir mejor y no tanto en cantidad. Tenemos que pensar en cómo apoyar a los productores familiares y cómo podemos desarrollar el cultivo de maíz convencional y no pensar de manera unidireccional hacia este desarrollo transgénico. Hay muchos estudios que demuestran que consumir maíz transgénico a largo plazo puede ser nocivo para la salud. Los rendimientos productivos dependen del clima, de las prácticas de manejo y de las semillas. Los maíces convencionales con un buen manejo, abonado de suelo, pueden rendir igual o más que los transgénicos.