Por muy chocante que parezca a veces tenemos una gran dificultad para disfrutar. Acostumbrados a la dinámica de producir y ser ejecutivos exitosos, nos cuesta parar y descubrir que nuestras horas no están milimétricamente ocupadas ni planificadas.
Aprendamos a estar ociosos y disfrutar de nuestro tiempo libre, con el único objetivo de disfrutar del sol, pasear por la playa o mirar las estrellas sabiendo que no tenemos que madrugar al día siguiente. Incorporar estos permisos sin sentimientos de culpa, puede ser muy liberador.
Las vacaciones son un buen momento para introducir cambios en nuestros hábitos.
Abrirnos a nuevas experiencias favorece la apertura interna y nos ayuda a descubrir facetas desconocidas.
Probar comidas nuevas, relajar los horarios o viajar a otros países contribuye a que nuestra mente cree nuevas conexiones neuronales, se haga más permeable a los cambios y menos rígida.
Algunos tips que pueden ayudar:
1. Toda la familia debe participar en la organización.
Transmitir la ilusión a tus hijos y hacerlos partícipes del planeamiento del viaje ayudará a que se sientan más animados. Buscar un destino en el que haya actividades infantiles en las que tus hijos puedan participar y relacionarse con otros niños puede ser un aspecto decisivo.
2. No limitar el equipaje.
Cuando se viaja en familia, el equipaje se multiplica de repente. Intenta no escatimar y haz posible que tus hijos lleven sus juguetes preferidos, porque les ayudará a hacerse al nuevo ambiente y podrán entretenerse y divertirse durante la estancia.
3. Planificar actividades.
Descansar y divertirse durante las vacaciones es para los niños tan importante como para los adultos. Sin embargo, es conveniente motivar su capacidad de aprendizaje mediante la realización de diversas actividades que desarrollen su capacidad cognitiva y sus habilidades interpersonales; es decir, que aprendan jugando. Es recomendable igualmente que dejen a un lado los aparatos electrónicos, como tablets y videojuegos, y practiquen actividades al aire libre solos y en compañía.
4. Aprender a convivir.
Es buen momento para establecer relaciones familiares y establecer “normas de convivencia”. Enseña a tus hijos a colaborar con la familia dándoles nuevas responsabilidades y a cumplir los horarios establecidos.
Estos son necesarios en la medida de lo posible, aunque no tan estrictos como durante el resto del año. De esta manera podrán llevar una vida ordenada y seguir una rutina similar a la que comenzarán una vez iniciado el curso. Es necesario igualmente cuidar la alimentación y las horas de sueño.
5. Sé comprensivo y asertivo.
Estamos de vacaciones, y lo que menos apetece es discutir. Intenta ponerte en la piel del otro y atiende a las necesidades de tus hijos sin descuidar la disciplina.
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Cecilia Castillo
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