Margarita no recuerda en qué momento de su niñez nació su amor por el arte, seguramente -reconoce- que el incentivo de su madre habrá sido el motor que la impulsaba. Recuerda con cariño asistir todos los sábados a los eventos artísticos que organizaba Canal 12 por las mañanas, allá por los años 60 y 70.
Estuvo presente en los talleres para niños que organizaba el Montoya, y en la escuela recuerda haber dibujado más en sus hojas rayadas que prestar atención a la clase.
Tomó clases con grandes profesores como Teresa Warenycia y Ernesto y Chiquitina Engel.
Terminó la secundaria en el Poli 9, escuela con orientación en arte y perito en cerámica. Decidió entrar en Artes Visuales en el Montoya, donde se reencontró con sus tan queridos profesores. De esos años guarda en sus recuerdos momentos muy gratos, momentos de aprendizaje que marcaron su vida para siempre. La vida le presentó diferentes circunstancias, no pudo terminar la carrera, sin embargo tuvo diferentes trabajos relacionados con dibujos, diseños en serigrafía y escuelas.
Después de mucho tiempo su camino se cruzó con el profesor José Fernández, un reconocido artista de Misiones, naciendo aparte de la relación de alumno una gran amistad fortalecida por el arte que ambos aman.
Por ese entonces José se encontraba en el recordado teatro El Antifaz, donde participó en distintas muestras con otros artistas de la provincia y desde entonces Margarita no sólo volvió a dibujar sino que también nunca más lo abandonó.
También participa activamente en la Escuela de Danzas Folclóricas Municipal, en el grupo de adultos mayores, en los últimos años se lucieron en el escenario del Festival de Litoral. La danza folclórica es otra de sus grandes pasiones. Y sé que también está cantando con gente querida que la guía, ella misma -muy tímida- reconoce que lo está intentando.
Se describe a sí misma como una humilde artista a la que le cuesta mostrar lo suyo. Aunque es muy sociable y hace muchas actividades a la vez todavía sigue sin salir del cascarón artísticamente. Sigue en la búsqueda y en la motivación del gran tema que la inspire. Sus líneas son desenfadadas, nada estructuradas, con bolígrafos, lápices negros y de colores. Algunos retratos y personajes típicos.
Sueña con superarse a sí misma en principio y aprender de los que más saben. Anhela que se realicen en Posadas cursos de capacitación exclusivamente de dibujo, accesibles con modelo en vivo.
Margarita nos deja el siguiente mensaje: “Creer que el arte es un gran desafío para nuestra imaginación, no hay que dejar de intentar”.
Colabora
Claudia Olefnik.
Artista plástica.
Responsable del Taller Monarcas.
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