Por lo general se cree que los delincuentes se salen con la suya en la mayoría de los casos. Sin embargo, también es cierto que, tarde o temprano, la Justicia llega. Un robo en una vivienda terminó con una condena en suspenso para un joven de 21 años, quien ahora deberá tener cuidado de volver a “portarse mal”, pero por sobre todo, deberá ir a la escuela.
El hecho ocurrió el 24 de abril de 2017, en una casa de la chacra 127, ubicada entre la avenida Blas Parera y calle 127. Eran las 5.30 de la madrugada cuando el joven trepó hacia una ventana que daba al primer piso donde estaba el dormitorio. Rompió un vidrio e ingresó al lugar sin inconvenientes dado que no había nadie en la casa esa noche.
Al decir de la Justicia, Mauricio Daniel Alarcón (21) se apoderó de un Smart TV de 50 pulgadas, un bajo electrónico, una guitarra eléctrica, un parlante de la reconocida marca Fender, un micrófono, dos notebook, una licuadora, una batidora, joyas varias, relojes, un equipo de música, un DVD, ropa, zapatillas, un monitor de PC, una planchita para el cabello, un cepillo de dientes y hasta una valija que usó para cargar las pertenencias. Literalmente desvalijó la casa de la víctima, pero no contó con que una vecina estaba despierta y avisó al dueño por teléfono.
El autor llevó los elementos hasta el patio de un departamento de planta baja de la chacra 122. Pero ese día no tuvo suerte con las vecinas. Otra lo vio llevar el botín a ese lugar y llamó a la Policía. Cuando llegó la patrulla, el joven se metió dentro de la casa, que resultó ser la de sus padres. Con una orden de allanamiento los efectivos ingresaron y debieron usar la fuerza para reducirlo, ya que se resistió a los golpes y patadas, dice el expediente.
Ya detenido, se le labró una causa por “robo agravado por escalamiento y resistencia a la autoridad agravada en concurso real”.
A la hora del debate, en un acuerdo entre su defensor y la fiscalía, Alarcón pidió un juicio abreviado. Días atrás se reconoció como el autor del hecho, como así también la responsabilidad penal que le cabía. La propuesta quedó a consideración del Tribunal Penal 2 de Posadas. En este sentido, los doctores Augusto Gregorio Busse, Eduardo D’Orsaneo y Martín Errecaborde, resolvieron condenarlo a tres años de prisión en suspenso.
Eso significa que el joven no fue preso. No obstante, entre los considerandos de la sentencia los jueces trazaron requisitos que Alarcón deberá cumplir a rajatabla para no perder la libertad.
En ese sentido, se le impuso el deber de cuidar su conducta al abstenerse de concurrir a lugares nocturnos por el término de dos años; abstenerse de abusar de bebidas alcohólicas y evitar el uso de estupefacientes.
Pero en el afán de que el joven reencauce su vida lejos del delito, lo intimaron a que concurra a la escuela presentando el certificado de alumno regular del nivel secundario (escuela nocturna en su caso), o en su defecto, que realice estudios o prácticas para su capacitación laboral, de manera que en consecuencia adopte un oficio, todo ello bajo apercibimiento de cumplir de manera efectiva el arresto.
La resolución de los jueces, no siempre adoptada en otros casos, quizás marque para el condenado un nuevo comienzo lejos del delito.