El hombre es un ser social por naturaleza, por ende necesita expresar lo que piensa, siente o sueña. Sensaciones que se encuentran guardadas en la conciencia y necesitan transformarse en expresiones.
Muchas veces esos pensamientos se presentan de manera fugaz y buscan quedar plasmados en un simple papel a través de un trazo. Allí estarán para recordarnos eso que se siente y que a veces no se puede decir. Sin dudas, el amor será aquel sentimiento que más necesitará ser escuchado, leído y sentido.
El amor siempre será la fuente inagotable de inspiración para cualquier escritor, músico y artista que desee contar lo que lleva dentro.
El amor será el protagonista y el faro que enciende y alumbra los corazones que tienen historias para contar. Esos trazos mostrarán lo más hermoso, confuso y sencillo que resulta todo lo que nace de este sentimiento.
En ocasiones, estar enamorado no significa que siempre se podrá expresar abiertamente o ni siquiera decirlo en voz baja, cualquiera podría ser el motivo o la razón, aunque las palabras son como ríos que irán buscando su cauce natural para terminar transformándose en un mar. Éstas formarán parte de un diario íntimo, una carta o un apunte que se atesorará dentro de un libro.
Pienso que un simple trazo de tinta en un papel formará una frase y tendrá siempre un mayor efecto en el lector que aquellas que se envían digitalmente por medios de las redes sociales.
En una carilla no sólo veremos un conjunto de palabras formando una frase sino que sus letras reflejarán parte de las personas que las escribieron: la forma que dibujará aquel trazo marcará la esencia y dirá mucho del autor en un lenguaje paralelo.
Dentro del mundo de las emociones no podemos dejar afuera el dolor y la tristeza, sentimientos que transforman cualquier realidad en un mundo desolado.
Aunque el amor es bello por sí mismo también se puede encontrar hermosura en un corazón solitario. Las mejores canciones, poemas y pensamientos se crearon en la intimidad y en el silencio más absoluto de la noche.
Un momento donde la inspiración se nutrirá del beso amargo de la angustia o el noble deseo de sentirse querido aunque sea por un instante. Todos esos recuerdos cabalgarán indomables por las venas y se transformarán en tinta para escapar por la punta de una pluma.
El dolor también querrá ser parte de algún trozo de papel donde pueda contar su historia en un trazo.
Una palabra que plasme un sentir que congregue a otras almas que se sientan identificadas con esa aflicción.
Sería casi imposible imaginar el mundo de sentimientos guardados en un trozo papel, a través de trazos que invitarán al lector a recorrerlos y compartir las mismas sensaciones.
Sentimientos que se manifiestan en el idioma universal de las emociones, donde no necesitan colores, ni gruesas líneas sino simplemente manifestar un sentir.
Hay dos fuerzas universales que rigen el comportamiento del hombre: “El amor y el miedo a la muerte”, el resto podría ser sólo sus ramificaciones.
Aunque esto podría ser una conjetura, lo que es único, verdadero e inevitable es que todos formarán parte de algún relato.
Dicen que “no hay que guiarse por la portada de un libro” porque del más ostentoso al más simple: saldrán todas esas historias que nacieron de un simple trazo de tinta en un pedazo de papel.
Por
Raúl Saucedo – Periodista
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