Toda vez que estamos esperando que una persona nos dé algo, se debe al hecho de que no nos lo hemos dado nosotros mismos. Si yo digo: “Nadie me escucha”, en realidad soy yo el que no se escucha. Por lo cual, cuando aparezca este tipo de sentimiento negativo en nosotros, deberíamos detenernos a considerar cómo nos estamos tratando a nosotros mismos.
En una relación de pareja, si ella se queja de que él nunca la ayuda, en el fondo, es ella quien nunca se ayuda a sí misma. El otro es un espejo de nosotros mismos y nos está mostrando que necesitamos prestarnos un poco más de atención y brindarnos el cuidado que no nos estamos dando. Después de todo, nadie puede dar lo que no tiene.
En cambio, cuando uno se ama a sí mismo de manera sana y equilibrada, se respeta y se trata bien, luego puede pedírselo libremente a alguien más. Si esa persona responde positivamente, sin duda, lo disfrutaremos. Y si se niega a darnos eso que le pedimos, no nos ofenderemos ni nos molestaremos porque nosotros ya nos hemos provisto lo que queremos y/o precisamos.
Mucha gente ha sufrido toda clase de carencias en la niñez. Pero de grandes ya no es el otro el que tiene que llenar un vacío sino uno mismo. Si esperás demasiado de los demás y te enojás cuando te dicen que no, tal vez es tiempo de realizar una mirada introspectiva y ver qué es lo que te has estado dando últimamente. Cuando uno es el principal proveedor de su propia vida, rara vez le demandará algo a alguien. Así todo lo recibido del otro será sólo un “bonus track”, un extra, que nos hace bien.
Es verdad que todos los seres humanos tenemos alguna carencia en nuestra vida, que puede ser financiera, afectiva, física o de otro tipo. Pero también venimos a este mundo capacitados con la habilidad de transformar aquello que nos falta en un motivo de evolución y crecimiento. Aun cuando sentimos que no somos capaces, todos podemos convertir una carencia en fuerza y resultados. Todos podemos convertir una carencia en un logro. A pesar de que nos hayan hecho creer que jamás lograríamos nada en la vida. Podemos convertir una carencia que nos hace sentir inseguros en seguridad.
Y no es necesario esperar a tener algo, para decidir ser felices. Quien conoce su potencial interior es feliz siempre, tanto en épocas de carencia como de abundancia. Quizás alguien en tu familia, un maestro, u otra persona en autoridad, te hizo sentir que no sos merecedor de nada bueno pero la verdad es que vos, y cada persona sobre la faz de la tierra, puede cambiar un “no” por un “sí” y disfrutar de todo lo que nuestro Creador ha dispuesto para nosotros.
Que ninguna carencia de tu infancia te limite. Por dolorosa que haya sido, siempre podés trabajar, con ayuda si es necesario, para llegar a ser un ser humano firme, estable, que se parece a un árbol plantado junto a un río y da fruto todo el tiempo. Las dificultades tienen la intención de dejarnos pasivos pero nosotros tenemos la habilidad de activarnos voluntariamente.
*El Dr. Bernardo Stamateas incluye éste y otros temas en su reciente libro Soluciones prácticas de Editorial Vergara.
Colabora
Bernardo Stamateas
Doctor en Psicología, Sexólogo Clínico, Escritor y Conferencista Internacional.