Encargada de fomentar la producción de energía, proteger a la piel de las agresiones externas, convertir la energía de carbohidratos y ácidos grasos en combustible celular, esta sustancia antioxidante aumenta el grosor y la elasticidad cutánea, retrasando el proceso de envejecimiento.
Científicamente conocida como ubiquinona, término que proviene de ubicuo, que significa en todas partes, biológicamente la coenzima Q10 es una sustancia grasa soluble que se produce en forma natural en los tejidos del cuerpo y es utilizada por las células para extraer energía de los alimentos.
Se encuentra en todas y cada una de las células del cuerpo, principalmente en las mitocondrias.
La coenzima Q10 está encargada de fomentar la producción de energía, proteger a la piel de las agresiones externas, convertir la energía de los carbohidratos y ácidos grasos en combustible celular y retardar el envejecimiento.
Envejecemos porque nos “oxidamos”, y una parte del oxígeno que necesitamos se nos “escapa” por las mitocondrias.
Al ser una sustancia antioxidante, la acción a nivel cutáneo de la coenzima Q10 es muy importante.
No sólo porque actúa controlando la acción de los radicales libres originados por el sol, el tabaco, la contaminación ambiental, el estrés, etc., sino también porque si se la aplica en forma regular será capaz, además, de ir reparando los daños sufridos por dichas agresiones.
Por otra parte, la coenzima Q10 aumenta el grosor y la elasticidad de la piel, retrasando notablemente el proceso de envejecimiento cutáneo.
Colabora
Alba Brandt
Cosmiatra
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