El próximo lunes arrancará el juicio contra Maximino Barúa Brítez (30), acusado del femicidio de Paulina Portillo (26), ocurrido el lunes 17 de abril de 2017, en una vivienda del barrio Virgen de Itatí. El acusado, un albañil paraguayo, está sospechado de ultimarla de 31 puntazos frente a los cuatro hijos de la pareja.
La causa fue llevada adelante por la titular del Juzgado de Instrucción 2, la doctora Nuria Allou. Finalizada la etapa de recolección de pruebas se elevó el expediente a juicio, el cual quedó a consideración del Tribunal Penal 1 de Eldorado.
La calificación con la que Barúa Britez llega a debate es la de “homicidio doblemente calificado por el vínculo y por mediar violencia de género”. De ser hallado culpable el acusado podría recibir una pena de prisión perpetua.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, serán doce los testigos que comparecerán ante los magistrados eldoradenses desde las 8.30 del próximo lunes. En la acusación estará el fiscal Federico José Rodríguez.
Drama y conmoción
Eran alrededor de las 23 de aquel lunes cuando en el exbarrio Carayá, a la altura del kilómetro 3, y a unos dos mil metros de la avenida San Martín, se escucharon gritos desde una de las viviendas. Al parecer no era la primera vez que ocurría un hecho de violencia en la vivienda, pero temieron lo peor. Los vecinos comenzaron a arrojar piedras sobre el techo y momentos después vieron escapar de la casa a la pareja de Paulina. Cuando ingresaron a ver que había ocurrido se toparon con una escena horrenda. La joven estaba tirada en el suelo en medio de un charco de sangre. Los hijos de 2, 6, 8 y 9 se habían encerrado en una pieza. Nunca se supo si el autor también intentó matar a los niños y fue disuadido por las piedras que “llovían” sobre la vivienda.
Lo cierto es que apenas llegó una comisión policial al lugar se inició la búsqueda del presunto autor. Tan solo media hora después, las cámaras de vigilancia ubicaron a Barúa Brítez cuando charlaba en la vía pública con otros seis individuos. Hasta allí se dirigió una patrulla y al verlos el sospechoso escapó hacia una zona de espesa vegetación, pero terminó detenido.
En inmediaciones de la escena del crimen encontraron un cuchillo ensangrentado y posteriormente fue hallado un machete, el cual fue tirado probablemente cuando el sospechoso escapaba del lugar. Los elementos fueron sometidos a pericias y sumados a la causa.
En la autopsia practicada a Paulina Portillo se conoció la violencia con la que fue ultimada. Presentaba 31 cortes de los cuales seis fueron fatales. Tenía perforado el corazón, la zona abdominal y otros sectores superiores. Además sufrió un corte presumiblemente hecho con un machete que abarcó desde el cuello a la cabeza, el cual le provocó una fractura de cráneo con pérdida de masa encefálica.
Los hijos de la pareja fueron contenidos por personal de la Línea 137 y la Policía provincial. Posteriormente fueron entregados en guarda a una vecina. El caso conmovió a la provincia por la crueldad y, también, por el sufrimiento al que fueron sometidos los pequeños. “Mi papá mató a mi mamá”, habría alcanzado a decir uno de ellos.