El ciclismo de interior es, exactamente, eso: una transferencia de todo lo que se hace sobre la bicicleta en una calle al interior de un gimnasio. Pero no es sólo eso. La música, el instructor, las repeticiones y la constancia la transforman en una de las actividades más recomendadas cuando se busca bajar de peso y mejorar el estado en general. “Lo puede hacer cualquier, desde un niño, hasta una persona adulta operada o con alguna afección en la rodilla”, explicó la profesora en educación física e instructora de ciclismo de interior, Mónica Mazur. “Es de muy bajo impacto, por lo que es beneficioso para cualquier tipo de persona”, agregó.
Los beneficios son múltiples. “Como el trabajo es intenso y constante hay una mejora cardiovascular: bajan los triglicéridos, las grasas, los lípidos, mejora la circulación. Ayuda a bajar de peso, mejora la piel porque se toma mucha agua y la hidratación tiene muchos beneficios”, explicó Mazur, que también es salvavidas. No hace falta tener preparación previa porque el ritmo se va ganando en las clases. “Ese es uno de los beneficios porque cada uno trabaja a su ritmo, lo que también ayuda a prevenir las lesiones”, pero “ganas aire muy rápido, ganás fuerza, potencia rápidamente. Siendo constante, en tres semanas podes estar cumpliendo una clase de 45 minutos a la par de una persona que ya viene hace tiempo”, aseguró.
Una clase dura aproximadamente una hora y se divide en tres etapas. Primero es la entrada en calor, que “es sumamente importante. Son entre 12 y 15 minutos en modo suave, con poca resistencia y se va adaptando gradualmente”, señaló Mónica. Luego viene la parte central de la clase donde aumenta la intensidad, “se trabaja con un poco más de resistencia, se hace mucho trabajo sentado, también hay etapas parado y se va trabajando mucho con la resistencia de la bicicleta”, explicó. Luego, la vuelta a la calma. “Se vuelve a bajar la intensidad de la música y se apunta mucho a la elongación de todos los músculos que se trabajaron: cuadricéps, glúteos, gemelos, como se está muy sostenido al manillar también hay que relajar el tríceps y se hacen pausas respiratorias para bajar las pulsaciones”.
La recomendación es, al menos, dos veces por semana “porque siempre que le ganes al sillón ya tenés ganado un buen porcentaje”, pero el trabajo debe ser constante. “La clave está en predisposición para la tarea, cada uno a su ritmo, buena hidratación antes, durante y después”, afirmó la profe.
Si bien es una disciplina que tiene múltiples beneficios, hay que tener en cuenta ciertas recomendaciones a la hora de sumarse a una clase: en primer lugar realizarse un chequeo médico ya sea anual, bimestral o mensual “para corroborar que estás bien de salud, pero eso es para cualquier actividad”, indicó Mónica. Luego no sobreexigirse en una clase “ni hacer cosas raras sobre la bicicleta”, señaló en referencia a que “últimamente se ve mucho que se saca toda la resistencia y la gente salta arriba de la bici o pedalea una pierna o para atrás, etcétera”. La constancia más asistir a una clase con un instructor son las claves para aprovechar al máximo esta disciplina.