En este día tan especial, en el que podemos apreciar mensajes tan hermosos respecto a la maravillosa tarea de ser mamá, quisiera reflexionar respecto a la forma cómo las sociedades reconocen y premian el trabajo de las madres, más allá de las tarjetas y los regalos de hoy.
Como documenta el informe de ONU Mujeres, el “Progreso de las Mujeres del Mundo”, si bien en los últimos años se ha visibilizado a la mujer en la economía remunerada, existen otras tareas que siguen siendo invisibles y poco reconocidas a pesar de su enorme valor: me refiero al trabajo de “generar, sostener y cuidar la familia”.
Según el informe de Cristina Carrasco en “Apuntes para una vida sostenible”, el segundo pilar de la pirámide que sostiene la vida de los seres humanos en el mundo de hoy es el “cuidado”.
Sin embargo, esta variable silenciosa y olvidada no se ve cuantificada en los presupuestos. Peor aún se encuentra invisibilizada en nuestra sociedad e incluso dentro de nuestras familias.
Del informe de ONU surge que las mujeres dedican más del doble de su tiempo al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que los hombres, tendencia que aumenta según el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que indica que es de tres a cinco veces más.
Esta contribución extraordinaria a nuestras economías y sociedades no es recompensada adecuadamente. En algunos países, cuando las mujeres se convierten en madres, se las “penaliza” a la hora de pagarles. Por ejemplo, en los Estados Unidos, las mujeres con hijos, ganan 24% menos que los hombres.
Estas “multas por maternidad” tienen repercusiones durante el resto de nuestras vidas, disminuyendo la capacidad de las mujeres para contribuir a sus pensiones, que resulta en mayores tasas de pobreza en la edad avanzada.
Sin embargo, el informe mencionado también nos muestra que hay países como Nueva Zelanda que apoyan adecuadamente a las familias trabajadoras, incluyendo incentivos para que los padres asuman su papel en el cuidado de los niños, desafiando los estereotipos de género.
Asimismo en España, la ley de pensiones, permite sumar cinco años de cotización a quienes hayan interrumpido su carrera profesional para cuidar a sus hijos.
Esto pone en evidencia que es posible reducir las brechas de género con la combinación adecuada de políticas económicas y sociales.
Como mujer y madre sé que somos quienes menos tiempo ocioso y de esparcimiento tenemos y por mi trabajo también sé que a medida que disminuyen las posibilidades económicas, disminuye también la oportunidad de salir a trabajar y dejar a nuestros niños en guarderías o con cuidadores calificados. ¿Quién cuida de los hijos de las mujeres que cuidan a los míos?
Les propongo que generemos conciencia para cambiar la historia. Por la cicatriz es el único lugar donde entra la luz.
Que esa luz ilumine la brecha entre lo que proclamamos y lo que hacemos y, de una vez por todas, reconozcamos el valor del cuidado.
Que ese ansia de preservar, ayudar, contener y guiar que crece en el corazón de cada madre pueda verse retribuido hoy y los restantes días del año, y así celebremos el día de la madre con todas las letras.
Feliz día a todas y cada una queridas mamás.
Colabora
Valeria Fiore
Abogada-Mediadora
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