Recientemente recibieron semillas y plantines de frutales y nativas para plantar en los alrededores del colegio.
Así, las huertas colgantes de la Escuela 887 son ya una realidad. A principios del ciclo lectivo siguieron una propuesta de trabajar con el reciclado de caños PVC algo que les pareció ingenioso articular con un proyecto didáctico de huerta escolar.
“Nos pareció una oportunidad para combinar ambas cosas, para que los resultados sean a la vez soluciones viables “, explicó la docente Valeria Robledo, una de las maestras involucradas. “Estamos formando consciencia, sobre todo con los más chiquitos, para que puedan complementar esos objetivos del proyecto”, destacó.
De primero a séptimo
Todos participan de las tareas, desde primero a séptimo, pero no se trata sólo del trabajo fuera del aula, que de por sí a los chicos les resulta muy didáctico. El aula es otro de los lugares donde se debate y trabaja en la temática.
Aunque especialmente hay injerencia de las materias de ciencias naturales y tecnología. El proyecto atraviesa todas las disciplinas y trasciende hasta los hogares, donde los chicos llevan como tarea ayudar a sus padres a con la construcción de una huerta familiar.
Por las características humildes de las familias residente en el lugar, uno de los objetivos a largo plazo era intervenir en la producción a pequeña escala de verduras y hortalizas que se usan a diario para llevar la comida a las mesas. El beneficio es doble: garantizaría a largo plazo una alimentación saludable y la posibilidad de abaratar costos en productos de primera necesidad.
“En nuestra escuela tenemos nuestra huerta, con las maestras trabajamos todo el año con ese proyecto. No fue fácil y hemos aprendido de los desaciertos”, describió Robledo.
Una de las mejores noticias para concluir el productivo año la tuvieron recientemente con la donación de plantines de frutales y árboles nativos.
“El desarrollo de habilidades que hoy requiere la sociedad nace en la escuela primaria. Ésta es la forma en que los niños pueden expresar la construcción cotidiana. El trabajo prosigue hasta fin de año, y después veremos como seguimos manteniendo la huerta. En definitiva trabajamos con el objetivo de formar una conciencia ecológica, tanto desde aprender a reciclar y reutilizar, como de producir alimentos y plantar, algo que después, sin duda, los chicos lo adoptarán como estilo de vida”, dijo.