
La abogada local Valeria Fiore, impulsora desde hace 22 años de la Asociación Misionera de Mediación y colaboradora semanal de SextoSentido, la revista dominical de PRIMERA EDICIÓN, fue una de las protagonistas principales en el XIV Congreso Mundial de Mediación, celebrado días atrás en Buenos Aires, como representante a nivel nacional de la Red Federal de Centros de Mediación Comunitaria.
Allí “compartí el panel con una italiana, una española, un portugués y otra argentina. Para mí fue un honor, porque representé a los 198 centros de mediación comunitaria que hay actualmente en el país. Casi todas las provincias tienen centros y las que no tenían, después de la disertación, me mostraron su interés en participar de la red”, evaluó en diálogo con este Diario a su regreso del Congreso.
Apuntó que “hay muchos tipos de mediación: familiar, empresarial, sanitaria, terapéutica… Pero este Congreso tuvo una fuerte impronta en lo comunitario, como una nueva forma de entender las políticas públicas, sostenidas en la participación de la comunidad como impulso para producir los cambios que se proponen: no llegar y ‘bajar’ un plan, sino consultar a la comunidad qué hace falta, cómo trabajarlo, y a partir de ahí construir los proyectos”.
La Red Federal de Centros de Mediación Comunitaria “nos ofrece la posibilidad de fortalecernos y empoderarnos en estas prácticas y ante las dudas que se van generando, porque son conceptos nuevos y a veces cuesta mucho que penetren en la sociedad”.
“Lo que tiene la mediación comunitaria es que te permite la transformación de las personas: cuando vienen con un problema entre vecinos, no sólo soluciono el conflicto puntual, sino que mejoro la relación entre ellos. Porque normalmente, cuando tenemos un conflicto, todos estamos convencidos de que la única solución es la nuestra, y ése es el principal obstáculo: no aceptamos la opinión del otro. A través de la mediación, van a aprender a conversar, a preguntar, a no suponer, a ser empáticos, a dar lugar al otro, y así saldrán fortalecidos”, explicó.
Aclaró, en cualquier caso, que este mecanismo “no sólo sirve para conflictos entre dos personas: hay mucho de facilitación de grupos numerosos”.
Reparar el daño
Durante el XIV Congreso Mundial también se hizo especial hincapié en la mediación restaurativa, que está vinculada con lo judicial: “Hoy por hoy tenemos una Justicia retributiva: si alguien hizo esto, le busco un castigo. Lo que se busca con la Justicia restaurativa es prácticas y herramientas que no pongan el foco sólo en la punición y el victimario, sino también en la víctima y en la comunidad que se dañó”, explicó Fiore.
En ese sentido, “respecto al victimario, además del cumplimiento de su pena, se proponen espacios reflexivos y trabajos como para que se pueda hacer cargo de lo que hizo y haga algo para reparar el daño que causó. De esa manera, en vez de aislarlo -porque todos sabemos que hoy la cárcel es un curso de delincuencia-, se busca transformar a ese sujeto. Y una vez que puede entender qué pasó, cuál es su fuerza, la consecuencia de sus actos, etcétera, ahí sí se trata de reinsertarlo, dentro de límites y controles”.
La abogada y mediadora matizó que esto “no se puede aplicar en todos los casos, pero sí hay una gran tendencia a trabajar de esta manera, porque si no, excluís; y si excluís, estás generando violencia”, advirtió antes de contar que “ahora, por ejemplo, estamos llevando estas prácticas restaurativas a colegios, con mucho éxito: rondas de diálogo con los chicos, conversando con el agresor y la víctima en un mismo círculo…”.
La única paz posible es la que empodera al ciudadano: cuando se da cuenta de que puede hacer, que puede participar, que puede escuchar con respeto al otro, construye otro tipo de sociedad y se tiende a reparar el tejido social dañado”.
Comparación positiva
Tras el Congreso en Buenos Aires, “vine muy contenta por el papel y el avance de la mediación en Misiones, respecto al contexto nacional e internacional”, evaluó Valeria Fiore.
Es que -explicó- de los 189 centros de la Red Federal que hay en el país, Salta tiene 89, porque desde hace 20 años la Provincia baja la mediación como política pública en cualquier aspecto, los dos últimos ministros de Justicia son mediadores y se trabaja con un presupuesto provincial. Si te ponés a pensar que sólo en Posadas, a nivel municipal, tenemos diez centros, estamos al mismo nivel que el municipio de Salta, que es ‘ciudad mediadora’ por excelencia en la Argentina: allí, cualquier conflicto que tengas en el hospital, hay un centro de mediación; tenés un problema en el cementerio, tenés un centro de mediación; vas a turismo, encontrás un centro de mediación”, describió.
Pero aseguró que en Posadas “estamos muy bien no sólo en cantidad de centros, sino también en cantidad de casos atendidos, en cantidad de acuerdos de mediación y -lo que es más importante- en la sustentabilidad de esos acuerdos. Porque yo puedo decir que tengo un alto porcentaje de acuerdos, pero si no se cumplen, estoy trabajando mal: hay que medir el impacto en la persona”.
Por ello, “ahora estamos haciendo relevamientos y controles sobre la evolución de los acuerdos alcanzados en nuestras mediaciones y tenemos más de un 70% de cumplimiento”, se congratuló la profesional.
“Atajarlo” cuanto antes
Por otra parte, contó que “desde el año pasado estamos tratando de consolidar una red de alerta temprana: capacitar y fortalecer a vecinos líderes (presidentes de comisiones barriales, responsables de comedores, referentes religiosos) para que, ni bien aparezca un conflicto, lo puedan contener en una primera instancia y luego, si quieren busquen apoyo en el centro de mediación”.
El objetivo es “evitar el conflicto con gestiones inmediatas, porque a nosotros nos llega siempre ya escalado, cuando hubo algún daño. La gente no reacciona mal por mala, muchas veces lo hace porque no conoce otra forma; de hecho, cuando pasan por una mediación o van a un curso, terminan respondiendo de otra manera. A la gente hay que enseñarle y hay que confiar en las comunidades”, argumentó.

Cómo funciona en Posadas
Desde la Asociación Misionera de Mediación, única entidad en la provincia homologada por el Ministerio de Justicia de la Nación, llevan capacitadas en mediación a más de 5.000 personas en todos estos años, aunque “no todos ejercen después”, aclaró Valeria Fiore. Y, además de los diez centros de mediación comunitaria existentes en Posadas, “hay muchos municipios que se están comunicando para replicar la experiencia”, aseguró.
También existe en Misiones el Centro Judicial de Mediación, pero éste sólo puede empezar a trabajar cuando hay un expediente iniciado en la Justicia. “Está perfecto que se avance en esa mediación judicial, pero nosotros lo que pretendemos es evitar llegar a esa instancia y ese desgaste, sobre todo porque las problemáticas que más atendemos son en barrios lejanos, con gente que tiene problemas de acceso a la Justicia. Suele ser gente excluida del sistema de salud -porque no tiene ni un CAPS cerca-, excluida del sistema educativo y excluida del sistema judicial. Litigar hoy es caro y si tenés que sacar un número en Defensoría, tenés que venir a las 4 de la mañana y por lo general no hay colectivos a esa hora. Es muy difícil romper la barrera social de llegar al centro”, sentenció.
Por eso, además de la mediación y de la contención psicosocial (porque hay barrios atravesados por violencia y adicciones), desde la AMM ofrecen asesoramiento legal primario. “Muchas veces es la primera vez que ese vecino siente que alguien lo escucha”, graficó Fiore.
La gente de los barrios más alejados tiene problemas de acceso a la Justicia. Es muy difícil romper la barrera social de llegar al centro de la ciudad. Es más, muchas veces ni siquiera saben que tienen determinados derechos”.
La profesional se congratuló porque los diez centros de mediación comunitaria de Posadas están instalados en esos barrios periféricos y “los vecinos se están acostumbrando a tomar la iniciativa y acercarse a nosotros. De hecho, es una de las perspectivas con las que trabajamos: que se tome el esfuerzo de venir y poner algo de su parte -aunque sólo sea dejar anotados los datos de la otra parte para iniciar la mediación-, que empiece a hacerse cargo. No queremos caer en el asistencialismo del ‘yo te soluciono’: la solución tiene que salir de las partes y por eso tiene ese alto porcentaje de cumplimiento, porque nadie se la impone. Si no, la gente viene, se queja, se va y no se resuelve nada”, sentenció.