Ana Valeria Canteros había realizado viajes por los países fronterizos pero nunca había llegado tan lejos. Su destacado desempeño como alumna de la carrera de Licenciatura de Sistemas de Información de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) la llevó a conocer la República Popular China. Formó parte de la comitiva junto a otros nueve estudiantes argentinos selectos por el programa de becas “Semillas para el futuro”, de la empresa Huawei. Esta iniciativa comenzó en 2008 en distintos países, pero en Argentina ésta fue la segunda edición.
La joven posadeña decidió postularse y concretó el objetivo de permanecer en el continente asiático entre el 26 de julio y el 12 de agosto para aprender sobre la cultura china y adquirir conocimientos técnicos en la casa matriz de la firma, situada en la ciudad de Shenzhen. Huawei mandó la propuesta cerrada sólo a las universidades que son parte del programa Universidades Argentinas en la ITU -organismo especializado de las Naciones Unidas para las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)-. Las casas de estudio dieron aviso a los estudiantes avanzados en sus carreras, con conocimiento en el área de sistemas y dominio del idioma inglés, que pudieran postularse para esta beca. Participaron de un examen preliminar que incluía conocimiento de inglés, lógica y Tics.
En esa instancia participaron 300 estudiantes del país y quedaron preseleccionados alrededor de veinte, que pasaron a una segunda prueba. En esta etapa fueron sometidos a una entrevista telefónica, también en inglés, para evaluar la fluidez en el idioma, además de preguntarles qué era lo que los motivaba a participar, entre otras cosas. Otra parte de esta preselección consistió en subir un video a las redes sociales y ver el impacto que causaba.
“En ese video teníamos que explicar cuál era nuestra visión de cómo las tecnologías de la información y comunicación podrían mejorar nuestro país. A partir de ahí, entre el examen, la entrevista y la difusión del video, eligieron a diez estudiantes de toda Argentina para una capacitación de dos semanas en China. Consistió en una parte cultural y una técnica. Esta última, dentro de la casa matriz de Huawei”, sintetizó.
Similitudes
“Estábamos re emocionados los diez. Fue un grupo con el que me llevé muy bien y seguimos en contacto. Tenemos muchas similitudes por la edad y la carrera que seguimos (sistemas), pero además porque estamos todos en la misma, terminando la carrera y haciendo la tesis. Trabajando y estudiando. Algunos tenían más experiencia en el sentido que ya habían ido al exterior en otras ocasiones por tema de estudio. Yo había viajado por la frontera (Paraguay, Brasil, Chile y Uruguay). Nunca tan lejos”, manifestó. Llegaron durante un fin de semana, después de 30 horas de vuelo. Y aprovecharon para conocer lugares famosos como la Ciudad Prohibida, un complejo palaciego situado en Pekín, y la Gran Muralla, entre otros. En Beijing vivieron la semana de cultura china, que consistió en un curso de aprendizaje de chino mandarín, con un poco de caligrafía y pintura, como para aprender a fondo sobre la cultura y tradición de ese país.
Según explicó Canteros, Huawei “tiene esta filosofía de integrar no sólo lo técnico sino otros aspectos. Cuando la empresa se fue insertando en otros países para ofrecer sus servicios, prestaba mucha atención al comportamiento de las personas. Supongo que el programa en sí consistía más o menos en lo mismo. La segunda semana viajamos a Shenzhen donde se encuentra la casa matriz de Huawei y donde se desarrollaron las clases sobre las últimas tendencias en Tics”, que compartieron con estudiantes de los Emiratos Árabes Unidos.
A entender de la joven, que apunta a dedicarse a seguridad informática o administración de sistemas, las clases “no fueron muy demandantes”. Es que cuando un estudiante argentino viaja al exterior espera un nivel superior de estudios pero “fue agradable encontrar que en la parte de conocimiento estamos en el mismo nivel. Solamente que acá no contamos con infraestructura. Allá la misma sala de estudios tiene el equipamiento necesario para las clases de práctica, y es algo que acá aun no se da. También es distinto en el sentido que los que estudiamos sistemas acá tratamos de abarcar todo. En varias universidades del país se trata de aprender un poco de las distintas ramas”.
En China fue algo bastante específico en lo que es telecomunicaciones y redes móviles. Pero “en cuanto al nivel, estuvo bien. El curso fue totalmente comprensible y los profesores tiene un buen nivel de conocimiento y de pedagogía. Se podía preguntar varias veces que no tenían ningún problema en responder. Estaba la dificultad de la barrera del idioma por lo que pedían que conociéramos el ingles”.
Aplicar lo aprendido
Canteros reiteró que “no estaba en mis planes ir a China. Pero estuvo buena esta oportunidad. Cualquier estudiante, más en mi área, trata de aprender un montón yendo a otros lugares, ver cómo se hacen las cosas y volver y tratar de aplicar todo lo aprendido acá. Se puede decir que fue una gran oportunidad que agradezco un montón. Todas estas experiencias abren mucho la mente. Sobre todo, creo, en la forma que se dieron las cosas. La interacción de la parte cultural con la técnica. Es lo que hace que la experiencia abriera la mente de todos los que viajamos”.
Para la estudiante, la primera de cuatro hermanos que viaja tan lejos, “nada le resultó difícil. El idioma requiere de mucha práctica y a través de eso se puede relacionar mejor con las personas. Creo que uno se puede hallar en un lugar como China. Es muy importante ver la cultura y la tradición que tienen. Me impactó bastante la historia de la ciudad de Shenzhen que es una ciudad joven, tiene 40 años, y empezó de la nada como una zona agrocultural y a través de como se fueron dando ciertas políticas se fue transformando en una especie de Silicon Valley. Es muy moderno en términos de infraestructura, conservando ciertos aspectos como la flora o las tradiciones propias del país. Eso me resultó muy interesante”.
Fue la única misionera en participar del viaje pero “espero en un futuro sea distinto el panorama. Voy compartir esta vivencia con mis compañeros de la universidad, con mis profesores, y colegas, y tratar que mi experiencia les llegue. Y que ellos también tengan la oportunidad de acceder a esa beca, porque vale la pena”. Lo que le “encantó fue tomar el té y los horarios, que era algo que había que respetar. Esas cosas teníamos que tenerlas en claro”.