Digno de una pequeña ciudad. Es que existía una gran motivación para progresar, ya que lo que se plantaba, crecía, daba sus frutos y esos frutos eran rentables, a tal punto, que la industria del citrus, el tung y la yerba mate, entre otros, eran el sustento de muchísimas familias.
Los negocios daban resultados positivos, permitían expandirse y en poco tiempo la ciudad prácticamente se autoabastecía; para la década del 60 estaba muy bien constituida y de allí que se la denominó “Capital del Trabajo”.
Es un modelo de conjunción donde el espíritu progresista y laborioso del alemán, suizo, polaco, danés y de hombres venidos de todo el mundo, se sumó al criollo, e hicieron de estas tierras un lugar para asentarse y trabajar en la agricultura y la industria.