Dos jugadores de rugby de un conocido club posadeño deberán sentarse en el banquillo próximamente, acusados de emborrachar y sedar a una adolescente de 14 años que luego fue violada por uno de ellos, en el marco de un aparente juego de naipes que resultó ser un pretexto para la consumación del hecho.
Los acusados, actualmente de 19 y 23 años, enfrentarán un juicio oral y público por el delito de “abuso sexual con acceso carnal”.
El primero de ellos lo hará en calidad de autor, por lo que podría recibir penas de entre 6 y 15 años de cárcel, mientras que el segundo terminó imputado como “partícipe secundario”, por lo que enfrenta una condena de entre 2 y 7 años en caso de ser encontrado culpable.
El requerimiento formal de elevación a juicio cuenta con la firma del letrado Martín Alejandro Rau, titular de la Fiscalía de Instrucción 6 de Posadas, quien consideró suficientes los elementos de prueba recolectados en la investigación que llevó adelante el magistrado Walter Ricardo Balor, al frente del Juzgado de Instrucción 6.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, los dos imputados aguardan por el debate en libertad, después de que cada uno de ellos cubriera con bienes una caución real de un millón y medio de pesos, nada más y nada menos.
Al decir del expediente, todo sucedió entre los últimos minutos del viernes 21 de abril de 2017 y la madrugada del día siguiente, al parecer, en el marco de una reunión entre la adolescente de 14 años, los dos imputados y otro menor, de 16, quien en un principio fue demorado pero luego quedó desligado de la causa.
Los investigadores sostienen que en la escena, una vivienda emplazada en inmediaciones de la intersección de las avenidas San Martín y Chacabuco de Posadas, los presentes iniciaron una suerte de “juego” con naipes en los que el castigo por perder cada ronda consistía en la ingesta de una importante medida de bebida alcohólica. Si bien en su momento se habló también de drogas, aquello quedó primeramente descartado, aunque todo terminará de conocerse en el juicio oral.
Lo cierto es que la madrugada acabó de la peor manera para la jovencita, quien plenamente alcoholizada fue sometida por uno de los dos mayores presentes, al parecer con colaboración del otro.
De la instrucción surgió que fue el joven de 19 años quien accedió a la pequeña, tal como se preveía en un principio, en razón de que en sus prendas de vestir -secuestradas inmediatamente después del hecho- se encontraron rastros de sangre.
Todo terminó de conocerse alrededor de las 4.30, cuando el propio dueño de casa -ahora imputado como “partícipe secundario”- llamó al padre de la adolescente para informarle que su hija se encontraba en estado desesperante.
El progenitor, de 45 años, y la Policía arribaron prácticamente juntos a la escena. La menor de edad fue trasladada inconsciente y de urgencia al Hospital Escuela de Agudos Ramón Madariaga. Las pericias constatarían luego el abuso y, además, el estado en el que fue inducida: 13 horas después, aún tenía 0,50 gramos por litro de alcohol en sangre. Los jóvenes, en cambio, estaban sobrios.
La investigación determinó que el menor de los involucrados fue quien abusó de la víctima, pero también que el mayor, el dueño de casa, se habría encargado de limpiar la escena en busca de impunidad. De allí la imputación como “partícipe secundario”, ya que si bien su accionar no fue fundamental para la consumación del delito, colaboró de una u otra manera en tal fin.
Una vez elevada la causa a juicio, el expediente arribará en los próximos días a uno de los dos tribunales posadeños. Allí los dos rugbiers tendrán la posibilidad de brindar su versión de los hechos. Después, la Justicia tendrá la última palabra sobre la conducta por lo que serán enjuiciados.