A pesar de que es una disciplina en la que se realizan múltiples posturas, no sólo aporta beneficios a nivel físico, también a nivel mental y espiritual. Esta combinación de mente y cuerpo genera armonía en todos los aspectos de la vida, haciendo que las decisiones a tomar se vuelvan más sencillas. Al lograrse esto, la vida se vuelve más placentera.
Cualquiera de los tipos de yoga que se desee practicar tiene un objetivo. Por lo que antes de comenzar a practicarlo, la persona debe estar consciente de los beneficios que le aportara en su vida. Una razón fundamental es que este ejercicio ayuda a comenzar el día con buen pie. Aunque muchos practican esta disciplina en la tarde, hacerlo en la mañana resulta más beneficioso, ya que ayuda a preparar la mente para los retos diarios.
Por otro lado, realizar cada postura representa un objetivo que ayuda a calmar y relajar el cuerpo y la mente. Además, el yoga es capaz de mover la energía por medio de las posturas para que el cuerpo se desintoxique de aquello que no le beneficia.
Lo mejor que puede ofrecer el yoga es que enseña a respirar. Una acción tan natural para cada persona, es algo que se suele hacer mal. Cada bocanada de aire es energía y vida que entra en el organismo. Además, el respirar correctamente ayuda a mejorar la realización de las posturas, a serenar y oxigenar los órganos, logrando que puedan eliminar correctamente las toxinas.
Los diferentes tipos de yoga para cada persona
Si se quiere tonificar el cuerpo o relajarse, existen distintos tipos de yoga para lograrlo. Para ambos ejercicios se tiene que tener en cuenta que hay objetivos distintos. También existe una diferencia entre las posiciones que hay para una persona más experimentada que un principiante.
Para los principiantes existen algunos tipos de yoga que resultan en movimientos más suaves y relajantes. Uno de ellos es el Hatha, el cual resulta en posturas más físicas y ayudan a conectar la mente y el cuerpo. Además de ayudar como terapia para prevenir las lesiones, desarrollando una mejor postura corporal.
Básicamente, consiste en realizar posturas por poco periodo de tiempo combinándolas con la forma de respirar.
Para fortalecer el cuerpo, existe dos tipos de yoga básicos que se deben empezar a poner en práctica. El primero de ellos es el Ashtanga, el cual suele estar concentrado en los conceptos de prohibiciones y control, ayudando a eliminar el estrés e incluso, mejorar el autocontrol. Suelen ser ejercicios muy exigentes, ya que están pensados para personas más experimentadas y que pueden realizar las posturas de forma más fluida.
Otra variante del yoga para fortalecer el cuerpo se llama Power yoga, el cual se deriva del comentado anteriormente, pero difieren en el nivel de dificultad ya que las posturas no llegan a ser tan complicadas, pero involucran un fuerte ejercicio cardiovascular muy intenso que necesita fuerza, resistencia y mucha flexibilidad.
Si se busca bajar la velocidad del ritmo de vida que se lleva, se puede empezar por algunos de estos tipos de yoga. El primero, es el Kundalini, que consiste en realizar movimientos lentos con posturas estáticas, por lo que no se necesitará tener una gran capacidad física. Incluye una modalidad que se conoce como “respiración de fuego” en la que se busca inhalar y exhalar aire por la nariz de una forma muy rápida y con mucha energía, contrayendo los abdominales.
Un estilo que se deriva del Hatha, se conoce como Yin Yoga y también está pensado para relajar la mente, pero, estirando el cuerpo durante algunos minutos. Esto ayuda a calmar el sistema nervioso central. Además, que, gracias a los estiramientos de esta modalidad, se mejora la salud de los huesos y articulaciones, ayudando a recargar las energías.
El practicar cualquiera de los tipos de yoga ayudarán a comenzar una vida sana y activa. Tener la ropa adecuada y dedicarle 10 minutos al día será suficiente para comenzar. Entre más sesiones se hagan, más rápido se notarán los cambios.
Fuente: linio.com