Quizá por ser fundada en el año 1936 por un grupo de inmigrantes, en su mayoría de nacionalidad polaca, vistosas casas de madera embellecen la ciudad, cortejadas por el interminable verde de pinares que se complementan con rincones que invitan al descanso, como el balneario “Salto Bonito”, una preciosa cascada en un fondo imponente de monte con paisajes increíbles, a 300 metros de la rotonda de la ciudad, tomando la continuación de la ruta provincial 19; o el Salto Tupí Cuá, un encanto natural que aparece a unos 500 metros de la ruta 12.
Camino hacia el este, rumbo a Andresito por la ecológica ruta provincial 19, el Parque Provincial Urugua-í, que forma parte del Corredor Turístico Wanda-Andresito, es un punto elegido por los amantes de la selva paranaense, pues aquí está tan al alcance de la mano del viajero como las aguas del arroyo Uruzú.
El turismo religioso también tiene su espacio en Colonia Wanda mediante dos históricas capillas de madera, Sagrado Corazón de Jesús, enmarcada por las sierras de Colonia Gobernador Lanusse; y Madre de Dios Czestochowa (la Virgen Negra de los polacos), en cercanías del arroyo Tupicuá y a un costado de la ruta nacional 12, en el barrio Industrial.
Aunque desde que fueron descubiertas, allá por 1976, las minas se convirtieron en una visita obligada para quienes pasan por aquí. La propuesta es múltiple, ágatas, topacios, jaspes, amatistas, cuarzos, en su estado natural o ya en el procedimiento de extracción, en el trabajo fino de conversión o bellísimas joyas deslumbran a su paso.
Este atractivo de origen geológico encuentra su razón de ser en el hecho de que la provincia se ubica sobre el Macizo de Brasilia, más específicamente sobre once coladas que constituyen uno de los mayores basaltos del mundo formado hace 150 millones de años. Este basalto misionero tiene un 93% de óxido de hierro, con lo que explica además el color de la tierra misionera.
Son muchos los misterios que envuelven a las piedras preciosas y semipreciosas, su misma antigüedad se encargó de generar una serie de “atributos” mágicos a cada una de ellas, por ejemplo, se dice que el cuarzo blanco es una piedra con mucha energía positiva y quien la posea lo hará notar; por su parte el cuarzo rosa permite que se dé la armonía familiar. Otra de las piedras que se encuentran en las minas de Wanda es el topacio, su color marrón/ocre aseguran que tiene un efecto contra la envidia, y se puede usar como amuleto o talismán, igual que la amatista que es para la suerte y para lograr la paz y el cuarzo rojo se relaciona con el amor.
Voces del pueblo
Cuentan que esta riqueza natural la descubrió Amalia Bogado cuando se cortó con una piedra preciosa mientras lavaba ropa en un arroyo.
Luego de varios años, su hijo Higinio realizó una exploración en el terreno, comprobando así la existencia de una mina que de inmediato registró en la Dirección de Minas y Geología, dándole el nombre de Selva Irupé.
Otros datos indican que en el año 1976 se descubrió la primera veta de piedras semipreciosas en Wanda. Desde entonces, el lugar pasó a ser destino turístico.