El joven Eduardo Lovera está a meses de disputar la competencia más importante de su vida y a la que pocos deportistas pueden darse el lujo de acceder. Estuvo en la ciudad por algunos días y charló con PRIMERA EDICIÓN JRS sobre el gran momento que le toca vivir.
El misionero se metió en la historia grande del deporte provincial al clasificar a los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 y esto no fue casualidad. Tuvo una vida sacrificada y la constancia lo llevó a estar donde esta hoy día.
“Edu” visitó a su familia apenas unos días y ya emprendió rumbo al Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo, lugar donde reside hace varios meses. “Estuve poco tiempo con la familia y amigos y aproveché cada momento”, dijo el luchador, que el 25 de este mes viajará a Brasil a participar de un campus de entrenamiento y posteriormente estará en México hasta fines de septiembre para seguir con el trabajo.
Ante la posibilidad de tener una experiencia olímpica única, el joven forjado en Misiones Lucha, explicó sus sensaciones: “Antes que todo estoy muy emocionado. Mi preparación va muy bien pero tengo una mezcla de nervios y ansias por competir en mi primer Juego Olímpico”.
Lovera viene de una familia humilde y más allá de todas las barreras que se le presentaron en el camino, nunca bajó los brazos. Para llegar hasta donde está mucho tuvo que ver su entorno. Su familia jugó un rol clave y sobre todo las personas que lo formaron y lo capacitaron para que llegue a este nivel: sus entrenadores Adrián Báez y Fabiana Vidal.
“Ellos (sus primeros entrenadores) son los responsables de que yo esté acá. Gracias a ellos conocí este deporte y pude cumplir todas mis metas”, expresó “Edu” a este diario.
Por su lado, su formador Adrián Báez expresó a este diario que “estamos muy orgullosos de este chiquito. Cuando comenzó este ciclo olímpico sabíamos que él reunía todas las cualidades y esos principios que se requieren para llegar hasta ese lugar. Su perseverancia, su dedicación y su esfuerzo son admirables. También que pueda soportar todos los dolores y el cansancio hacen que un atleta puede llegar hasta donde está él”.
“En el clasificatorio realmente grandes luchadores, con muchas condiciones quedaron afuera, pero Eduardo tuvo ese temple y ese equilibrio mental para llegar donde está”, aseguró el entrenador, que también agregó : “Siempre tratamos de contenerlo para que él pueda soportar toda esta presión y que no le pese”.
Ahora, al misionero, integrante de la Selección Argentina, le quedan menos de dos meses para llegar en las mejores condiciones a los Juegos Olímpicos que se desarrollarán del 6 al 18 de octubre. La ilusión de verlo hacer un buen papel está y él ya supo sorprender a toda una provincia.