Si hurgamos en los libros “poder” significa “ser posible” o “ser capaz de”, o sea que toda persona en este planeta tiene alguna clase de poder, porque todos podemos ser capaces de hacer o poner en práctica algo, o poseemos la facultad, habilidad, capacidad o autorización para llevar a cabo una acción.
También “poder” es poseer fortaleza física que permite superar a otro en un deporte como el boxeo; o tener una mayor capacidad intelectual como el ajedrecista o el científico investigando o para ganar una discusión.
También tener poder es poseer algo como documentos, bienes o efectivo, lo que le dará una ventaja adquisitiva o disponibilidad de dinero para comprar bienes y contratar servicios, estos son los ricos.
Aunque el uso habitual del significado “poder” es cuando le damos a otro la facultad para gobernar y representarnos por un tiempo o mandato, para controlar, administrar bienes comunes y llevar a cabo un plan.
Todos tememos a la enfermedad y la muerte haciéndonos vulnerables, por lo que construimos la idea de “omnipotencia” para protegernos, y el poder nos ofrece la ilusión de omnipotencia, dándonos alivio y protección.
El poder se ejerce en todos los niveles sociales afectando los vínculos entre las personas, como en la política, en toda institución sea educativa, productiva, comercial, religiosa, deportiva, científica, cultural, y también a nivel de pareja o familiar.
Toda idea volcada a la opinión generalizada tiene su cuota de poder, relacionada con la cantidad de gente que la avala y sigue, así como la profundidad con la que esa idea se encarna en la persona, las ideas espirituales tienen mucha influencia o poder.
El poder se ejerce entre quien lo posee y aquellos sobre quienes se lo ejerce, quien lo posee en general tiene una autoestima alta y una capacidad de construir un modelo de vida ideal para otros, por ejemplo los políticos crean ilusiones de bienestar, salud y mejoría en las personas para ejercer su poder.
La historia personal también influye para edificar un poder, por ejemplo la madre de Napoleón le decía: “Si vistes uniforme, serás general. Si vistes sotana, serás cardenal”, inflándole el ego y haciéndole sentir que iba a tener éxito siempre.
También se construye poder partiendo de la “negatividad”, tratando de recomponer una carencia, por ejemplo al no sentirse querido se busca un mayor progreso económico.
Existen variadas formas del poder, puede ser a nivel político, económico, organizacional y familiar, para algunos pasajero, para otros no, y siempre existe el riesgo de que se convierta en una adicción, especialmente si es concentrado excesivamente en una persona.
A. Galinsky estudió la relación entre poder y enfermedades mentales, ya que muchas veces el poder corrompe la mente de quienes lo ejercen, impidiéndole ver el punto de vista de los otros, el poderoso no comprende cómo los demás ven las cosas, qué piensan y cómo sienten.
Los poderosos son más propensos a engañar y quebrar las reglas, incluso las suyas, pues se sienten psicológicamente invisibles y liberados de la mirada del otro, en resumen “hacen lo que les da la gana”.
Por ello, los poderosos se sienten con “derecho” a hacer trampas y a tomar lo que quieren; al mismo tiempo que actúan inmoralmente, sienten que pueden exigir a los otros un estricto nivel de moralidad y autocontrol, que ellos no poseen.
Toda acumulación de poder en una persona se acompaña con demandas crecientes de atención hacia sí y de conductas cada vez más rígidas, pues se preocupan principalmente de sus deseos y bienestar, perdiendo sensibilidad sobre las implicancias sociales de su conducta.
Los poderosos se enceguecen adulados por los muy cercanos, que suelen ocultarle la cruda realidad y aislarlos inevitablemente.
Viendo un video donde un grupo de guerrilleros armados de un país africano se divertían con un chimpancé, de pronto uno de ellos le dio al mono una ametralladora, y el simio tocándola le sacó el seguro, comenzando a dispararla y provocando la total estampida del grupo.
Este video hace recordar a la cantidad de personas que se les da poder sin estar capacitados para manejarlo, y se comportan como el mono.
Los poderosos indiferentes a los demás persiguen sus objetivos sin restricción, argumentando que buscan grandes metas, ven al resto de la gente como sirvientes a sus fines e intereses particulares, siendo sólo herramientas para lograr sus deseos, por ejemplo algunos políticos poderosos tratan de controlar la conducta de sus súbditos y regular sus emociones
Es por todo lo anterior que quien practica el poder se puede corromper, por eso todos debemos ser controlados en nuestro desempeño, cada uno a su nivel, y las leyes básicamente están para eso, para que el ejercicio del poder de uno no aplaste a los otros.
Todos, por más poder que queramos ostentar, debemos tener “límites” de hablar y de hacer, si esos límites no los puede manejar cada uno ¡Como es lo más común!, el grupo social en el que convivimos debe crear los mecanismos para que nos lo hagan recordar poniéndonos un control, ya que la falta de esos límites nos embarcará en las pequeñas miserias diarias destructoras del futuro común.
El exceso de poder concentrado en una sola persona, más la incapacidad de ver el punto de vista de los otros, conduce a una disminución de la percepción de un futuro en común y también una disminución de la esperanza, se aumenta la incertidumbre en el futuro, la sociedad no encuentra sus metas, se desorganiza socialmente, y se posibilita la introducción dentro de la sociedad de formas de violencias públicas; como violencias económicas, sociales, ambientales, políticas, discursivas y también físicas.
“El poder es como un perfume fuerte y penetrante, no sólo intoxica al portador, sino también captura a quienes están muy cerca de él”.
Colaboración:
Bazán J. L. – Médico
Deseo conocer tu iopinión
[email protected]