Hoy en día muchos padres de hijos en conflicto eligen, como pauta de funcionamiento, la negación de los problemas que les toca enfrentar. Si bien es aconsejable solucionar las cuestiones familiares en casa, como dice el dicho: “Los trapos sucios se lavan en casa”, a veces es necesario buscar ayuda profesional. Quien niega un problema vivirá en una burbuja, como si todo anduviera maravillosamente bien, sobre todo para el afuera. Pero la realidad es que la toxicidad se ha colado en su vida y la de su familia, e incluso sus hijos podrían estar en riesgo.Cuando un hijo está en problemas, no solo los padres sino toda la familia entra en crisis. Aunque la situación se intente tapar, para evitar buscar una solución. A veces, los adultos creen inconscientemente que el conflicto se debe al hecho de ser un buen o un mal padre, pero no siempre esa es la razón. En ocasiones, los problemas aparecen sin que los provoquemos pero en todos los casos lo ideal es hacerles frente. Toda vez que surge una crisis, tenemos dos opciones: ocuparnos de ella o eludirla. Pero lo cierto es que la actitud que asumamos como padres traerá como resultado hijos emocionalmente enfermos o hijos sanos. Quizás nos sintamos aterrados y no tengamos idea de qué decirles para ayudarlos en aquello que están atravesando, pero lo mejor siempre es mirar el problema a los ojos, sin huir. Aquellos que han superado una dificultad son testigos de que un problema resuelto nos deja una enseñanza de vida, lo cual genera a su vez crecimiento y avance.¿Cuáles son los problemas actuales más comunes con los hijos? Malas compañías, adicciones de diversa índole, anorexia, bulimia, excesos, rebeldía, no querer asumir responsabilidades, exigencias, para mencionar solo algunos. Un problema que se repite mucho entre los jóvenes en los tiempos que vivimos es la llamada “depresión blanca”. Esta hace que no tengan deseos de nada, ni de trabajar ni de estudiar, y que todo les dé igual. Se limitan a cerrar la puerta de su habitación en un completo hermetismo, y se aíslan del mundo que los rodea. También algo que vemos cada vez con mayor asiduidad son los chicos que se convierten en padres a una edad muy prematura, cuando aún no están preparados para asumir la gran responsabilidad que implica tener un hijo. Sea cual sea el problema, lo cierto es que los hijos necesitan de la ayuda de sus padres. Y haríamos bien en tener en cuenta que, si no la reciben de nosotros, la buscarán en los lugares más tóxicos. Ellos piden a gritos nuestra presencia, aunque lo nieguen. Pero no deberíamos nunca sermonearlos ni condenarlos. Dicha actitud de nuestra parte solamente sirve para echarles en cara lo que hicieron mal, pero de ninguna manera para hacerlos reflexionar y cambiar.Brindémosles a nuestros hijos la atención de calidad que precisan, junto con las herramientas necesarias para superar cualquier crisis. Estando siempre dispuestos a escucharlos y demostrarles que los amamos de manera incondicional. La recompensa que obtendremos será grande.Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a [email protected] StamateasLicenciado en Psicología, Sexólogo Clínico, Escritor y Conferencista Internacional.
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