El año pasado se encendían las alarmas en Misiones por la crítica situación de una especie de planta que no se encuentra en ninguna otra parte del mundo, solamente en la Reserva Natural Osununú de San Ignacio: la mentita campera o misionera (Hedeoma teyucuarensis).
En agosto de 2024, un incendio forestal se llevó por delante diferentes tipos de plantas y pastizales, en medio, estaba la mentita misionera, reduciendo así a dos plantas de la especie en estado silvestre. Sin embargo, luego de unos días, se robaron una mentita, dejando un solo individuo y poniendo en estado crítico la existencia de la planta endémica.
“Llegamos a registrar un único individuo. Uno solo. Se muere esa planta y se extingue la especie”, recordó Jerónimo Torresin, coordinador del Programa Selva y Pastizal de Fundación Temaikén, que celebra 20 años de labor en la Reserva Osununú.
Hoy se podría decir que la mentita misionera renació, como el ave fénix de la cenizas. Pero no fue naturalmente, esta vez, los trabajos de conservación y restauración fueron claves. “Pasamos de tener un individuo a tener 84 en la naturaleza. Y tenemos que seguir un poco más. Ese trabajo es quizás uno de los más extremos o significativos hoy día”, resaltó Torresin a la FM 89.3.
“Con esa planta tenemos un trabajo muy fuerte en nuestro vivero de Osununú, junto a otras organizaciones como la Facultad de Ciencias Forestales de la UNaM, el INTA, el Jardín Botánico de Buenos Aires, el IMiBio y el Ministerio de Ecología. Estamos tratando de generar nuevos individuos para restaurar y reforzar esa población que había quedado reducida”, sumó.

Dos décadas después, Temaikén sigue protegiendo un rincón único de Misiones
A dos décadas de la creación de la Reserva Osununú, la Fundación Temaikén reafirma su compromiso con la preservación de la flora y fauna misionera. “Es un orgullo llegar a los 20 años celebrando con la comunidad y con todos los aliados en el territorio, porque la conservación es una tarea de muchos, es una tarea de todos”, expresó Torresin.
La reserva Osununú abarca 168 hectáreas de selva paranaense y pastizales, y, conjuntamente con el Parque Provincial Teyú Cuaré, ambos en San Ignacio, son de los tesoros de conservación y restauración de flora y fauna más importantes de la zona sur. Su historia se remonta a Carlos Thays, reconocido paisajista que recibió las tierras como parte de pago por sus trabajos en el Parque Nacional Iguazú. Luego pasaron a manos de los hijos de Horacio Quiroga y finalmente fueron donadas a la fundación, con el compromiso de conservarlas “a perpetuidad”.
En ese marco, recordó que en estos años “se habla de la registración de diez especies nuevas de flora y fauna en la provincia de Misiones” y fue gracias a la generación de conocimiento de la Fundación Temaikén, pero en alianzas con universidades, con CONICET y con otros organismos, “ya que hay mucho por estudiar”, apuntó. “El descubrir especies nuevas siempre es muy interesante, muy lindo, muy gratificante. No es un objetivo per se, uno no va buscando ‘quiero descubrir especies nuevas’, sino que realmente estas van apareciendo mientras uno hace otras cosas”, sumó.
Un refugio de especies únicas

En estos años, el trabajo de investigación permitió registrar diez nuevas especies de flora y fauna en Misiones. “Hace tres años descubrimos una nueva especie de murciélago, un mamífero grande que nadie conocía en el mundo. Y decíamos: ‘Pucha, hace 20 años que estamos acá y había una especie de mamífero, un bicho grande, y no sabíamos que existía, nadie la conocía en el mundo’. Hoy es única para el Teyú Cuaré. Es una alegría y a la vez un compromiso, porque si sabemos que solo está ahí, si es una especie endémica que solo está ahí, la tenemos que cuidar nosotros. No la puede cuidar otro que está lejos porque la especie está solo ahí”, destacó el conservacionista.
El especialista subrayó que uno de los mayores desafíos actuales es la protección de la flora endémica: “Hay diez especies de plantas que solo viven en los pastizales del Teyú Cuaré”, resaltó.
Sin embargo, alertó que “lamentablemente hay muchas especies en peligro: mamíferos, aves, reptiles, plantas. Hoy por hoy tenemos un foco bastante grande en lo que es flora endémica. Hay diez especies de plantas que solo viven ahí, en unos pastizales muy particulares del Teyú Cuaré. Diez especies que son únicas en el mundo y que están solo ahí”, detalló Torresin.
Hizo foco en que esta celebración “es una excusa” para mirar hacia atrás y ver todos los avances, los logros, los aprendizajes, “pero también renovar y entender que el camino sigue y que nos queda mucho por hacer”, agregó.
“Nosotros trabajamos en alianza con muchas organizaciones, con muchas ONGs, con el Estado provincial, con el IMiBio, con el Ministerio de Ecología, Ministerio de Turismo, Parques Nacionales, la Facultad de Ciencias Forestales, la Facultad de Exactas, Químicas y Naturales, con todas las organizaciones que trabajan en el territorio para investigar, conocer y también conservar”.
Reforzar el vínculo entre comunidad y naturaleza
La Reserva Osununú está abierta al público los fines de semana y feriados, de 8 a 19 horas, con entrada gratuita. Los visitantes pueden recorrer senderos autoguiados con cartelería interpretativa y disfrutar de los atardeceres sobre los peñones del Teyú Cuaré.“Queremos que la gente venga, conozca y se reconecte con la naturaleza. Hay mucha receptividad y curiosidad. Eso nos da esperanza”, expresó el coordinador.
“Otra de las estrategias de Fundación Temaikén es trabajar con la comunidad y generar lo que llamamos la construcción de ciudadanía ambiental. Creemos que hay algunos vínculos entre las personas y la naturaleza que se han roto, y tenemos mucho trabajo”, explicó.
En ese marco, destacó que “nosotros, dentro de los límites de la tierra, tenemos que garantizar y trabajar muy fuertemente en muchas cosas. Pero la conservación está mucho más afuera: uno tiene que lograr esa armonía de nuevo con la gente, esa valoración de lo que tenemos y de que podemos convivir todos en armonía. Y eso se logra trabajando con la comunidad, en programas formales y no formales, con la comunidad educativa, fortaleciendo, capacitando y generando condiciones para volver a reconstruir este vínculo”.
De a poco, esa sinergia se va observando, contó: “Uno va viendo cambios, nuevas sensibilidades. Quizás hubo algunas cuestiones como la pandemia, que les permitió a algunas personas reflexionar y volverse a conectar con la naturaleza. Hay gente muy receptiva a esto, al contemplar, al disfrutar, al decir: ‘Yo quiero volver acá, esto es lo que me hace bien’. Se nota avidez por conocer cosas nuevas. Gente que se sorprende con una plantita o un insecto, que se agacha, lo observa, lo aprecia, le saca una foto. Eso es muy gratificante, pero es un trabajo largo”, cerró.
Financiamiento y participación ciudadana
“Como todos en estos tiempos, estamos tratando siempre de generar alternativas, de escribir proyectos, de buscar recursos para cuestiones particulares que podamos ir desarrollando. Todo se va gestionando para tratar de hacer estas actividades. Si nos paralizamos y nos quedamos, no podríamos hacer todo lo que hacemos”, afirmó Torresín.
Finalmente, explicó que la gente puede aportar a www.fundaciontemaiken.org.ar , “y ahí hay distintos links con los programas. Uno de ellos es Osununú, donde se cuenta lo que se hace y se puede conocer la causa, que es lo más importante”, confió.
10. FUNDACIÓN TEMAIKÈN CELEBRA 20 AÑOS TRABAJANDO EN OSUNUNÚ









