En este nuevo año compartimos con amor los deseos de paz y felicidad en nuestro entorno familiar y social, sintiendo en el corazón que queremos expandirlos hacia ámbitos mucho más amplios, porque vemos que en varias regiones de nuestro hermoso planeta se padecen circunstancias muy violentas, dolorosas y destructivas por ausencia de paz, amor y sabiduría.
Es a lo que se refería el Mahatma Gandhi cuando decía que “aunque los limitados humanos no podamos conocer en toda su plenitud la verdad y el amor infinitos, sí podemos alcanzar a conocer lo necesario para nuestra orientación a disipar la mentira, mitigar el odio y extinguir la violencia, porque la verdad es la forma más alta de sabiduría”.
Insistía en que el camino de la paz es el camino de la verdad, “por eso el alma necesita tranquilidad interna para sentir que debería haber verdad en el pensamiento, en la palabra y en la acción. Y donde hay verdadero conocimiento hay Ananda, verdadera bienaventuranza, porque en el silencio interior encontraremos la paz y podremos iniciar la búsqueda desinteresada de la senda que conduce a Dios”.
Es por eso que iniciamos aquí una transcripción sintética de sus Reflexiones Sobre la No Violencia.
“La no violencia implica una autopurificación completa, tanto como resulte humanamente posible. La no violencia no es una vestimenta que uno se pone y saca a voluntad. Su sede se encuentra en el corazón, y debe ser una parte inseparable de nuestro ser”.
“La no cooperación con el mal es un deber sagrado. Creo en el mensaje de verdad que nos traen los fundadores de todas las religiones del mundo. El credo de la no violencia se basa en asumir que, en su esencia, la naturaleza humana es una sola, por lo que responde infaliblemente a los avances del amor”.
“Para alcanzar una victoria, no acepto el más mínimo acto de violencia. A pesar de mi simpatía y admiración por la nobleza de algunas causas, estoy completamente en contra de que se las defienda con métodos violentos”.
“La primera condición de la no violencia es la justicia expandida a todo territorio de la vida”.
Y hay más reflexiones para la próxima nota. Namasté.