La semana pasada se conoció la noticia que fue aprobada la Ley Provincial que incorpora los talleres de oratoria de forma obligatoria al diseño curricular del sistema educativo público, de gestión estatal y privada en los niveles primarios y secundarios, una legislación que busca paliar los problemas comunicativos que presentan los alumnos primarios y especialmente los secundarios a la hora de expresarse oralmente. Así lo confirmó la autora de dicha legislación, la diputada (mandato cumplido) María Inés Rebollo a PRIMERA EDICIÓN.
“Charlando con los docentes, vemos que los chicos tienen cierta dificultad para expresarse, algo vinculado a la timidez, el temor, la inhibición; y creemos que fortaleciendo la oratoria no sólo potenciamos que ellos comuniquen los contenidos que aprenden en el aula sino sus emociones y lo que piensan”, explicó. Es por eso que, según Rebollo, dicha legislación va de la mano con la Ley de Educación Emocional que fue aprobada en 2018 y que contempla la educación vinculada a la vida afectiva y social del alumno.
“Muchas veces no se trata de cómo los alumnos manejan el lenguaje sólo en cuanto a los errores ortográficos y sintácticos, sino como se expresan. Es ahí donde vimos una fuerte necesidad de incorporar estos talleres porque si ellos pueden comunicar sus propios pensamientos, lo que le gusta, lo que hacen, van a ir ganando confianza en ellos mismos para desarrollar esta capacidad comunicativa que falta”, afirmó.
Asimismo, los talleres buscarán abordar no sólo el habla y la fonética sino el manejo de la gestualidad y la escucha a la expresión de los demás compañeros, “porque la comunicación no se basa sólo en lo plasmado en el papel sino en la interacción con los demás”, señaló Rebollo, quien también es docente con más de 30 años de trayectoria.
Es así que, en una primera etapa los profesores de lengua serán los encargados de impartir los talleres y luego los demás docentes.
La oralidad: un factor rezagado
Otra de las cuestiones que analizó la gestora de la Ley, en base a su experiencia docente y la conversación con colegas, es que la dificultad que presentan los alumnos para comunicarse oralmente está estrechamente ligada a los problemas de lectocomprensión y escritura (también reflejados en los resultados de las pruebas Aprender).
Según Rebollo, si bien el paradigma está cambiando, esto tiene que ver por un lado con que las escuelas primarias siguen manteniendo ese circuito donde la oralidad queda reducida a unos pocos alumnos, (generalmente los mismos) que son los designados para exponer en las Ferias de Ciencias, en las lecciones y exposiciones.
“Es muy común observar estudiantes que hacen cosas maravillosas con la robótica por ejemplo, pero no saben contar lo que hicieron, eso es lo que hay que romper porque saber expresarse oralmente es una herramienta que les va a quedar de por vida”, afirmó.
Por otro lado, años antes, las lecciones orales eran una instancia que se evaluaba y se calificaba, algo que quedó flexibilizado a lo largo del tiempo y donde la principal rezagada fue la oratoria de los alumnos.
“El sistema educativo fue permitiendo a los docentes que evalúen a los alumnos dentro de su personalidad y sus diferencias. Entonces si un chico sabía escribir bien, con eso ya se compensaba lo otro, es decir, se relativizó y eso no es bueno porque todo el terreno ganado va de la mano con la parte oral y escrita”, finalizó.