La Confederación Sudamericana de fútbol (Conmebol) emitió el fallo en el que castiga severamente a jugadores de Boca Juniors, a los que individualizó como protagonistas de los incidentes que se registraron en Belo Horizonte, en la eliminación en octavos de final de Copa Libertadores ante Atlético Mineiro.
Las sanciones más duras a futbolistas recayeron en los delanteros Cristian Pavón y Sebastián Villa, a quienes les aplicó seis fechas de suspensión, más sendas multas de 30 mil dólares a cada uno.
Además, Raúl Cascini y Marcelo Delgado, ambos integrantes del Consejo de fútbol de la entidad xeneize, fueron suspendidos “por 24 meses” para asistir a cualquier evento o competición “organizada por Conmebol, a partir de la notificación de la presente decisión”.
Los hechos que se castigan se produjeron el miércoles 20 de julio en el estadio Mineirao, cuando el equipo en ese entonces dirigido por el técnico Miguel Ángel Russo perdió por penales con Atlético Mineiro (1-3), luego de haber igualado sin goles en el cotejo desquite de una de las llaves de octavos de la máxima competencia continental.
Una vez terminado el partido, y a partir de algunas decisiones cuestionables del equipo arbitral (el VAR anuló un gol de Marcelo Weigandt por una finísima posición adelantada), los integrantes del plantel visitante se trenzaron en discusiones que terminaron en empujones hacia allegados del equipo brasileño, lo que derivó en que la Policía local intentase disuadir las acciones, por medio de la fuerza.
El zaguero Marcos Rojo, por su lado, recibió un castigo de cinco partidos, mientras que su compañero de defensa, Carlos Izquierdoz, fue sancionado con cuatro cotejos.
El mediocampista Diego “Pulpo” González fue suspendido por tres encuentros, mientras que el arquero suplente, Javier García, deberá purgar una inhabilitación de dos fechas.
En cambio, el defensor peruano Carlos Zambrano y el delantero que representa al seleccionado de Armenia, Norberto Briasco, recibieron sendas “advertencias” del Comité Disciplinario del ente organizador del fútbol en Sudamérica.
En tanto, Leandro Somoza (ayudante de campo) y Fernando Gayoso (entrenador de arqueros), en ese entonces integrantes del CT de Miguel Russo, fueron suspendidos por seis y tres partidos, respectivamente.
En Boca mientras tanto
Las penas cayeron como una bomba en Brandsen 805: temían que el ente que regula al fútbol sudamericano se pusiera firme en el caso, pero no esperaban que recayeran tantas fechas de suspensión para algunos importantes futbolistas de su plantel como así también la prohibición de concurrencia (por dos años en partidos organizados por la Confederación Sudamericana de Fútbol) para los integrantes del Consejo de Fútbol Raúl Cascini y Marcelo Delgado.
El caso pasó con suma urgencia a manos del Departamento de Legales con el letrado Orlando Giménez a la cabeza: la directiva estudia seriamente la posibilidad de apelar la sanción con el objetivo de reducir todas o algunas de las penas impuestas.
Según el Artículo 67.2 del Código Disciplinario de la Conmebol, el plazo de la CD xeneize para presentar un recurso ante la Comisión de Apelaciones es de hasta siete días corridos desde el día siguiente a la notificación de los fundamentos de esta decisión. En caso de decidirse a formalizarlo, Boca tendrá que abonar -mediante transferencia bancaria- 3.000 dólares en concepto de “cuota de apelación”.
Un encumbrado directivo xeneize no ocultó su fastidio por las sanciones que le cayeron a los futbolistas y allegados de la institución e hizo escuchar un reclamo que fue generalizado luego de los disturbios en Brasil: “¿Qué pasó con el presidente de Atlético Mineiro y los árbitros de esa serie?”.
La directiva del Galo adjuntó documentos, videos y el reporte policial de esa noche para presentarla como prueba ante las autoridades de la Conmebol, acusando a Boca de ser absoluto responsable de las escenas de violencia y agresiones: Atlético Mineiro espera que la entidad que rige el fútbol en América Latina (Conmebol) sea firme y ejemplar en la sanción de los infractores, con el fin de frenar tales prácticas y, sobre todo demostrar al mundo del fútbol que actitudes como las que se han producido estarán sujetas a graves consecuencias. Si se adoptan tales medidas, la Conmebol estará haciendo una contribución relevante a la paz y al llamado ‘juego limpio’ en el fútbol”.
Sergio Coelho, mandatario de Atlético, había espesado el clima previo con una declaración que pudo ser considerada como una premonición de lo que acontecería más tarde: “Los vamos a recibir de la misma manera que nos recibieron a nosotros”. En algunos de los videos que circularon más tarde por las redes, el presidente del Mineiro fue capturado mientras arrojaba botellas de agua contra los jugadores de Boca en las inmediaciones del vestuario local. Desde el búnker azul y oro aseguraron luego de lo ocurrido que Coelho los provocó cuando transitaban el pasillo que conectaba el campo de juego con el vestidor visitante.
Juan Román Riquelme remarcó una y otra vez desde que se expidió sobre el caso en que fue Boca quien realmente ganó esa llave de Libertadores, haciendo referencia a la anulación de dos goles mediante la cabina del VAR (uno al Pulpo González en la Bombonera por una imperceptible falta en ataque previa y otro a Marcelo Weigandt en Brasil por un supuesto offside).
El 14 de julio, un día después de la ida disputada en la Bombonera, la Comisión de Árbitros de la Conmebol presidida por el brasileño Wilson Seneme decidió suspender por tiempo indeterminado al juez colombiano (principal) Andrés Rojas y al paraguayo Derlis López (encargado del VAR) por haber “incurrido en errores graves” durante el desarrollo de ese encuentro.
De ahí en más, ambos solamente dirigieron en sus ligas locales. No ocurrió lo mismo con el uruguayo Esteban Ostojich, quien comandó la acción en Belo Horizonte y siguió siendo considerado para partidos internacionales, como así también el chileno Julio Bascuñán, quien estuvo al mando del VAR en esa oportunidad.
Fuente: Agencia de Noticias Télam