En espíritu eres infinito para el tiempo y el espacio, intocable para la experiencia. En espíritu eres amor puro.
Si no te sientes completamente amado ni digno de amor es porque no te identificas con tu naturaleza espiritual. Tu sentido del amor ha perdido lo único de lo que no puede prescindir: su dimensión superior. ¿Cómo sería restaurar esa parte perdida de ti? Mente, cuerpo y espíritu se unirían; esta unión crea el amor que tienes para dar.
Tú y tu ser amado os uniríais; esto crea el amor que tienes para compartir.
En lo más profundo de nuestra naturaleza, cada persona está destinada a ser el héroe o la heroína de una eterna historia de amor. La historia se inicia en la inocencia, con el nacimiento de un bebé en el cariñoso abrazo de su madre. Continúa a través de etapas de crecimiento, a medida que el niño se familiariza con el mundo.
El círculo de amor se amplía con más y más experiencias: incluye primero a familiares y amigos, al compañero íntimo después; pero también incorpora el amor por cosas abstractas, como el saber y la verdad. El viaje hacia la madurez nos lleva al amor de dar y al florecimiento de valores más elevados, como la compasión, el perdón y el altruismo.
Finalmente existe la experiencia directa del espíritu mismo, que es amor puro. El viaje termina en el conocimiento con que el bebé comenzó, aunque no pudiera expresarlo: yo soy amor. (Chopra)