Por Silvina Lorena AzcurrainPOSADAS Alegre y espontánea, así se mostró la cantante española Rosana al presentarse ante un auditórium repleto. Tanto en la función de las 20 como en la de las 22, se pudo disfrutar de canciones que recorrieron años de carrera artística. Una sobre dosis de energía fue lo que se respiró en ambas, donde el público mostró cariño y respeto, pero, por sobre todo, admiración. “Como en casa” fue el nombre elegido por Rosana para sus presentaciones en Argentina, por lo que el escenario imitó un living acogedor, con un amplio sillón, luces tenues y esa mujer que avasalla son su voz y acaricia el alma con una exquisita poesía. Bromeando y contando anécdotas de sus presentaciones, supo conquistar de a poco al público que por momentos parecía formar parte de un coro que se mimetizaba con sus canciones. Al ver que la sala se iba llenando, Rosana dijo: “Aquí es como en España, todos llegan tarde”, de allí se disparó un chiste que acompañó al relato de un hecho real, dijo: “Si vemos llegar a alguien más luego de terminar la canción yo me despido y ustedes aplauden pidiendo una más. Así podrán entender que siempre es necesario llegar puntuales a la cita”. Entonces, al terminar su canción, dejó a un costado del sillón la guitarra y se despidió, pero sólo habían pasado quince minutos del recital. Aquellos que llegaron tarde quedaron parados en las escaleras del auditórium y la gente comenzó a pedir “una más y no jodemos más” y la cantante salió animada y dijo: “Les he echado una broma”. Entre canciones que conforman su nuevo disco “¡Buenos días, mundo!”, incluyendo clásicos de “Lunas Rotas”, “Lunas Nuevas” o “Magia”, Rosana fue asentando su voz y la gente tomando ese lugar tan importante como suelen invitar esos íntimos y acústicos.Acordes de su guitarra resonaron a lo largo de la noche regalando ese cancionero entrañable. Desde el público se pudo escuchar algunos pedidos y quienes fueron en pareja en más de una ocasión se mimaron, más cuando sonó “El talismán” o “Carta Urgente”. Interactuando con el público, aseguró que estar tanto tiempo en Argentina le enseñó qué palabras usar y cuáles no. Allí nuevamente el público rió con sus ocurrencias, un juego de significados que capturó a la gente, “son palabras trampas que ya aprendí. Aprendí aquellas expresiones de usar, las de no usar y las de reciclar”.Muchas risas fueron plasmadas en sus anécdotas a las que le seguían canciones. Con “No puedo estar sin ti” se pudo escuchar una ovación casi conjunta de la gente, aplausos y ese interminable coro que ante la desafinación hizo que Rosana riendo cortara la canción, nuevamente el chiste y su humor con el que compartió trozos de historias en torno a la composición de ese fantástico clásico. “A esta canción yo la compuse mal, porque le puse tres frases distintas. Puse ‘si tú no estas aquí me sobra el aire’, no me falta, me sobra; luego en una segunda parte puse ‘si tú no estás aquí me falta el sueño’bastante moña me porté; después puse ‘si tú no estás aquí me quema el aire’ estaba bien también. Pero yo puse tres y ustedes sólo cantan una, la que mejor les queda y eso escucha como un bullicio de frases”, dijo entre una risa contagiosa. Nuevamente tomando la canción volvió a unir su voz a la de más de 700 personas que se mostraron felices y entre aplausos, Rosana se vuelve a su guitarra regalando una genuina versión de “No puedo estar si ti”. También hubo momento para bailar, cuando un poquito de rumba levantó el espíritu, y las palmas hicieron el soporte a esa incansable guitarra. Ya sobre el final, regaló magia a su querido público y los sorprendió bajando del escenario al compás de “A fuego lento” y “Bebes de mí”. A capela la cantante recorrió las escaleras del auditórium, abrazos y un sin fin de demostraciones de afecto lograron llegar al final de un encuentro en el que las emociones afloraron, no sólo con canciones, sino con gestos que valieron más que mil palabras.“Pa’ ti no estoy” fue el cierre inolvidable y sobre el escenario también se sumó una pequeña que acompañaba a su mamá. Con mucho cariño Rosana la invitó a su living, mientras abajo la madre lloraba de la emoción y la gente no paraba de bailar, aplaudir y agradecer tanta generosidad. “… Que te vaya bonito, que no te vaya mal y que el tiempo te deje donde tengas que estar…”, fue coreado con mucha alegría. Al pedido de “una más”, Rosana simplemente agradeció y con sus manos en el pecho, simbólicamente regaló su corazón a cada una de las personas que el jueves a la noche lo sellaron con una sobredosis de energía.
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