PUERTO IGUAZÚ (Corresponsalía y Redacción Central). Temeraria. Así podría definirse la actitud de un hombre que intentó eludir controles fronterizos a través de un paso clandestino y con un cargamento de explosivos en su poder que, de ser detonados, podrían haber volado un edificio. El autor de este episodio fue detenido y el peligroso material que transportaba fue incautado. El caso se registró el martes a la tarde, sin embargo recién trascendió ayer. Sucedió en un lugar conocido como “pique Ferreira”, en la costa argentina del río Paraná (a la altura del kilómetro 1.925), en el municipio de Puerto Iguazú. Alrededor de las 19, personal de Prefectura Naval realizaba un control rutinario por esa zona, cuando en determinado momento observó a un individuo navegando en una canoa. Llegaba desde Paraguay y en actitud sospechosa, teniendo en cuenta que intentaba ingresar por el citado paso no habilitado.Los prefecturianos lo interceptaron y procedieron a identificar al único tripulante de la embarcación, tratándose de un hombre de cincuenta años, de nacionalidad paraguaya. Al requisar sus pertenencias grande fue la sorpresa de los uniformados al hallar tres detonadores pirotécnicos, cuatro metros de cordón detonante y 280 gramos de gel explosivo, que estaban dentro de un tetrabrik.Según expertos en la materia, estos explosivos son de uso militar o industrial y significan un gran peligro. Inclusive, estos componentes, al ser transportados todos juntos, significan un riesgo mortal, ya que dentro de la caja de pequeñas proporciones en la que estaban ocultos con la intención de ser contrabandeados, se podrían haber activado. Expuesto a una muerte seguraAparentemente, el hombre que hacía las veces de “mula” -cargando materiales ilegales por pasos no habilitados al país- desconocía la información con respecto al riesgo de lo que transportaba. Según fuentes cercanas al caso, éste habría argumentado la posesión de semejante material para “hacer un pozo”. Sin embargo, el cordón detonante no es utilizable como mecha y se activa mediante una gran explosión o descarga eléctrica. En tanto que casi los 300 gramos de gel explosivo servirían para estallar un edificio. Inmediatamente, el hombre fue trasladado a la sede de Prefectura, donde se revisaron los materiales ante la vista de testigos. Para determinar cada elemento intervino un especialista de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Los expertos habrían comentado que todo ese material serviría para estallar un edificio y que ni el hombre que lo transportaba calculaba la magnitud de peligro del mismo. El explosivo en gel tenía inscripciones en portugués y, según comentaron, el sospechoso habría manifestado que los habría comprado a 50 pesos para hacer una perforación de agua, aunque las fuentes precisaron que su costo es mucho más elevado. Una vez detenido, el extranjero quedó en carácter de incomunicado y se abrió una causa por “contrabando calificado” en el cual interviene el Juzgado Federal de Eldorado. En 2004 hubo un caso de incautación similar en esa zona fronteriza, sin embargo en esa ocasión fue una gran cantidad de material explosivo. Antecedentes en esa zonaAl igual que en el caso registrado el martes, hubo una incautación similar hace ocho años. Fue la Policía de Misiones la encargada de secuestrar una bolsa con más de 21 kilos de una sustancia de alto poder explosivo denominada gelamón. El allanamiento se concretó en una pequeña chacra de la zona denominada 2000 Hectáreas, justamente donde dijo domiciliarse el detenido por el caso reciente. En ese momento hubo hipótesis relacionadas a un posible atentado, teniendo en cuenta que el operativo fue pocos días antes de realizarse una cumbre de presidentes del Mercosur.Los efectivos en esa oportunidad secuestraron 18 cartuchos de Power Gel de sesenta centímetros de largo y cinco de diámetro. Cada uno pesaba 1.200 gramos. “Los explosivos son de marca Orica, de origen brasileño”, detallaron esa vez los uniformados a la prensa. Como consecuencia de ese operativo hubo un sujeto detenido. Posteriormente y al avanzar la investigación se supo que en realidad se trató de un contrabando desde Brasil que “fue comprado por un pocero” de Iguazú.
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