POSADAS. Los títeres y muñecos de Kossa Nostra vuelven a escena con una nueva propuesta, donde el humor y la alegría primarán para captar al público de todas las edades. “Misiones…la kossa en ruinas”, se presentará mañana a las 18 en el teatro de Prosa del Centro del Conocimiento.Es un adelanto de lo que será la obra todavía inconclusa, algo así como una muestra de lo que vendrá. Es una reverencia titiritesca dedicada a algunos personajes que forjaron parte de nuestra cultura: conquistadores, conquistados, locales y recién llegados se cruzan en este drama de títeres como testigos claves de una aventura que marcó la identidad de Misiones en la región y le dio su lugar en la historia.Es un espectáculo destinado para toda la familia que invita a valorar el privilegio de tener en nuestra tierra las reliquias de una producción de gran importancia cultural para América Latina y el mundo: las Misiones Jesuítico-Guaraníes. Producido y dirigido por Kossa Nostra -teatro de muñecos- con titiriteros invitados: Carlos Bastarrechea, Emilia Aragón, Walter Chinito Aranda.Apertura de la muestraContinuando la línea histórica y su legado, a partir del 18 de abril se abre en el Museo Histórico y Arqueológico “Andrés Guacurarí”, la muestra “Huellas de Helen Zout”. La presentación es una organización conjunta del Museo de Arte y memoria de La Plata y la Dirección General de Patrimonio Cultural y Museos de Misiones.El trabajo consiste en una serie de fotografías que intentan reflejar las huellas de la desaparición de personas, en familiares y en sobrevivientes de los campos de concentración que funcionaron en el país entre el ‘76 y el ‘83. Desde 1999 Helen Zout está realizando una investigación sobre las “Huellas de desapariciones”. Su objetivo es buscar y reflejar las secuelas que la represión dejó en los sobrevivientes, familiares de desaparecidos y centros clandestinos.Las huellas que la dictadura dejó en Julio Jorge López, desaparecido desde septiembre de 2006. López está ahí, con el torso desnudo y los ojos cerrados, en actitud evocativa o dolorosa. En una puesta anterior sólo estaba identificado como “J., sobreviviente”; ahora figuran su nombre y la historia de su nueva desaparición. La muestra incluye uno de sus dibujos. En trazos duros, rugosos, muestra a una mujer sometida a una sesión de tortura.Rostros apretados, desdibujados, duplicados, sobreimpresos, mirando a cámara, mirando al vacío, con los ojos cerrados. Ahí está, sí, el rostro de Jorge Julio López, fruncido en lo que parece una mirada interior.
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